The Economist dice que el debate constitucional puede "sacar a Chile de su laberinto"
El semanario británico destacó las "salvaguardas" del proceso, y afirmó que podría poner a nuestro país como modelo para América Latina.
Advirtió que también que la futura Carta "debe encarnar un nuevo contrato social", atento a las demandas sociales en salud y pensiones.
"Lo que pase ahora en Chile importa más allá de sus fronteras", dijo The Economist.
El prestigioso semanario británico The Economist volvió a analizar la crisis social que vive nuestro país y afirmó que el debate constitucional posterior al plebiscito del 26 de abril podría ayudar a sacar a Chile "de su laberinto".
En un artículo denominado "Cómo reformar Chile", en el que se refiere a nuestro país, metafóricamente, como "una estrella empañada", el medio destaca el "shock" provocado por las "sostenidas y a veces violentas protestas" registradas desde octubre.
"Lo que pase ahora en Chile importa más allá de sus fronteras", advierte, al recordar cómo, durante las últimas tres décadas, el país destacó entre sus pares de la región como uno que "parecía estar haciendo las cosas bien", con una economía de mercado abierta, acompañada por un Estado de Derecho e instituciones estables.
Tras enumerar los reclamos sociales contra los sistemas de pensiones y de salud, además de la corrupción, brutalidad e incompetencia de Carabineros, The Economist afirma que Sebastián Piñera ha cedido muy marginalmente, como "como si estuviera regateando", y que para superar la crisis se requiere mayor audacia.
"Muchos chilenos quieren la promesa de un sistema de pensiones con una red de seguridad más fuerte y un sistema universal de salud pública. Esto significa permitir los seguros privados, pero abolir las isapres (...) Además, significa un compromiso para subir los impuestos, que alcanzan sólo un 20 por ciento del PIB", en orden a ofrecer a "mejores servicios públicos".
"Un nuevo contrato social"
La revista apunta luego que en varios países latinoamericanos la extrema izquierda ha utilizado la Constitución "para imponer un modelo socialista (fallido)", pero cree que el caso chileno será distinto.
"Muchas constituciones recientes de América Latina han sido prolíficas y utópicas, llenas de 'derechos' impagables. Pero Chile tiene salvaguardas. A menos que el nuevo documento sea aprobado por dos tercios de la asamblea y luego en un referéndum (ratificatorio), la Constitución vigente permanecerá", recuerda.
Desde este punto de vista, señala, el diálogo constitucional "ofrece a Chile una salida de su laberinto", un camino para dejar atrás "la rabia y el desorden".
"La nueva Constitución debe encarnar un nuevo contrato social", y si el proceso es exitoso, dará a Chile otro impulso que lo pondrá frente a Latinoamérica como "un nuevo modelo del que aprender".