El fuego avanza en la Amazonía y el Pantanal pese al negacionismo de Bolsonaro
Los focos de incendio en el humedal que comparten Brasil, Paraguay y Bolivia se multiplicaron por tres entre enero y septiembre.
El mandatario brasileño insiste en culpar a las ONG y a los propios indígenas.
Los incendios en la Amazonía y el Pantanal, el mayor humedal del planeta, avanzaron con fuerza en los primeros nueve meses de 2020, pese a la postura negacionista del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien insiste en acusar a las ONG y a los propios indígenas por los crímenes medioambientales.
Los focos de incendio en el Pantanal, el humedal que comparten Brasil, Paraguay y Bolivia, se multiplicaron por tres entre enero y septiembre de 2020, lo que supone un salto del 201 por ciento, al pasar de los 6.055 a los 18.260, según los datos consolidados del estatal Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
Los incendios en el Pantanal, ecosistema declarado Patrimonio de la Humanidad por la ONU y que cuenta con una superficie total equivalente a la suma de Bélgica, Suiza, Portugal y Países Bajos, fueron los mayores para el periodo desde 1998, cuando comenzaron a ser analizados los datos.
El fuego también escaló en la selva tropical brasileña a lo largo de 2020, pese al compromiso expresado por el gobierno de hacer frente a las llamas en medio de una fuerte presión internacional tras las imágenes que conmocionaron al mundo en 2019.
En la Amazonía los focos crecieron un 13,9 por ciento en los primeros nueve meses de 2020, con un total de 76.030 focos, un alza que los ecologistas atribuyen en parte a la creciente deforestación en el que es considerado uno de los pulmones del planeta.
Tan solo en septiembre los incendios en la Amazonía escalaron un 60 por ciento respecto al mismo mes del año anterior, mientras que los del Pantanal se dispararon un 180 por ciento y registraron también un récord histórico.
Las llamas se ha expandido en los dos principales biomas de Brasil, pese a la decisión del gobierno brasileño de prohibir el uso de fuego para preparar las siembras desde el pasado 16 de julio y por un periodo de 60 días.
Greenpeace señaló hoy que "el instrumento legal se mostró completamente fracasado para detener el desastre ambiental" y recalcó que "la gravedad de la situación es, sobre todo, reflejo de la política medioambiental del gobierno de Bolsonaro".
EL NEGACIONISMO DE BOLSONARO ANTE UNA CRECIENTE PRESIÓN
Los datos divulgados hoy van en contramano del discurso de Bolsonaro, quien ha insistido en minimizar el número de incendios en el país y ha acusado a las organizaciones no gubernamentales y a los propios indígenas de la destrucción de los bosques.
El líder de la ultraderecha brasileña ha reiterado ante la ONU que su gobierno es víctima de una "brutal campaña" de "informaciones falsas" por parte de sus competidores potenciales en los mercados globales, en momentos en los que aumenta de las críticas de inversores y países europeos sobre su política medioambiental.
Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército, incidió la víspera en recalcar la soberanía de Brasil sobre el mayor bosque tropical del planeta y condenó "firmemente la avaricia internacional hacia nuestra codiciada Amazonía".
El deterioro de la Amazonía ha aumentado la presión sobre el gobierno y el asunto se coló esta semana en el debate electoral celebrado en Estados Unidos entre el presidente y candidato a la reelección Donald Trump, aliado de Bolsonaro, y el demócrata Joe Biden.
En un momento del encuentro, Biden aludió a los incendios en la Amazonía, dijo que "la selva tropical de Brasil está siendo devastada" y ofreció "reunir" con otros países la suma de 20.000 millones de dólares para ponerle coto a la "destrucción".
Bolsonaro respondió en duros términos a Biden, cuya declaración calificó de "lamentable", y afirmó que "algunos no entienden que Brasil cambió" y que la soberanía del país "es innegociable".
Además de la advertencia de Biden, cuya victoria podría debilitar las relaciones bilaterales entre Brasil y Estados Unidos, el gobierno de Francia anunció recientemente que mantiene su rechazo al acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) al alegar problemas ambientales.