Antropólogo: La violencia va a terminar cuando recompongamos las grietas sociales
Pablo Ortúzar planteó que el término de los hechos vandálicos, una "sustancia nociva que se cuela en el mundo político, no está vinculado directamente al plebiscito".
Criticó la polarización de este contexto y apuntó que la cuestión es "cómo enfrentarlos unidos, como una comunidad que quiere resolver sus desacuerdos de manera civilizada".
El antropólogo Pablo Ortúzar planteó que para lograr el fin de los hechos de violencia que se han registrado desde el estallido social es necesario "recomponer" el tejido social del país, pero que ello no está supeditado al plebiscito constituyente de este domingo 25 de octubre.
En conversación con El Diario de Cooperativa, sostuvo que "la violencia no va a parar con este proceso; la violencia es una sustancia nociva que se cuela en las grietas de la comunidad política, y lo que estamos tratando de hacer es cerrar esas grietas por medios políticos, pero eso no va a terminar con la violencia de inmediato".
"La pregunta es cómo enfrentamos estos hechos de violencia, unidos, más allá de las diferencias entre izquierda y derecha, como una comunidad política que quiere convivir en paz y resolver sus desacuerdos de manera civilizada", apuntó el investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad, ligado a la derecha.
Lo cierto, afirmó, refiere a que "no es que si después del plebisicto los mismos nihilistas, el lumpen y demases salen a quemar cosas a la calle, vamos decir 'oye, nos prometieron que esto iba terminar con la violencia'. Es mentira, la violencia va a terminar cuando recompongamos las grietas sociales de nuestro país".
CONTRA LA POLARIZACIÓN, "NECESITAREMOS VOLVER AL ESPÍRITU DEL ACUERDO POR LA PAZ"
Citando a Juan Pablo Luna, politólogo uruguayo asentado en Chile, Ortúzar cuestionó también que, tras el estallido social, "la polarización de las elites políticas en este contexto, que piensan que en la medida que más se polarizan mejor representan el malestar ciudadano, en realidad lo que están haciendo es terminar de horadar la propia autoridad de ellos mismos".
Por ello, "para conducir el proceso que viene, vamos a necesitar volver al espíritu del acuerdo del 15 de noviembre", que habilitó el plebiscito. "Sin eso, si esto será una especie de revancha o pelea entre elites (políticas) que tienen muy poca autoridad y legitimidad, la situación de naufragio me parece a mano".
Criticando la "miopía" de la clase política, advirtió que "si no hay altura de miras, si no hay búsqueda de un horizonte plausible, la situación solo puede empeorar, y puede empeorar bastante todavía".
Asimismo, aseguró que "es muy necesario que haya claridad de que las reformas que Chile necesita no las va a agotar" la Convención (Constitucional o Mixta), sino que "son reformas que pasan por una coordinación entre el Ejecutivo y el Legislativo mientras funciona" ese órgano que deberá redactar la eventual nueva Constitución.
"Si eso no está claro, en tres o cuatro años más podemos terminar con otro estallido y más frustración aún", advirtió.
"PLEBISCITO NO ES UNA EVALUACIÓN AL GOBIERNO"
Por otra parte, descartó, según su visión, que el resultado del plebiscito del domingo pueda interpretarse como una evaluación al Gobierno de Sebastián Piñera. durante el cual estalló el malestar social.
"No creo que el plebiscito sea una evaluación de este Gobierno a estas alturas; el Gobierno ha devenido más o menos irrelevante, y eso es complicado. Es preocupante, porque no es solo el Presidente el que está en una situación compleja, sino que es la clase política en general", expuso.
En todo este marco, es que "estamos frente a un gran desafío, pero también un gran peligro", subrayó: "El tema es tenemos cartas por jugar, no se ha terminado, no creo que Chile sea un país que esté condenado como mucha gente comienza a decir", dijo, apuntando "al mundo del rechazo, donde mucha gente dice que Chile más o menos se acabó".
En ese sentido, valoró que "hay un aspecto positivo, el 15 de noviembre triunfó una clase política que logró sobreponerse a un clima de polarización y violencia, y generar un camino que es político, no fáctico", porque este proceso constituyente -analizó- "no nació de la violencia, surgió de la política enfrentando esa violencia por vías constitucionales".