Israel no se libra de su inestabilidad política e irá de nuevo a elecciones

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El colapso definitivo hoy de la coalición que lideraban Benjamín Netanyahu y su ya ex socio Beny Gantz obligará a los ciudadanos a acudir a las urnas.

"Estamos en un período complejo y desafiante, lleno de controversia", dijo el presidente de la Cámara.

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Netanyahu y Gantz reiteraron que no querían comicios, pero las fricciones y la desconfianza mutua se impusieron.

Israel no se libra de la inestabilidad política que arrastra desde hace dos años: el colapso definitivo hoy de la coalición que lideraban Benjamín Netanyahu y su ya ex socio Beny Gantz obligará a los ciudadanos a acudir a las urnas por cuarta vez desde abril de 2019.

Todo ello se materializó con la disolución a medianoche del Parlamento, tras acabar el plazo para aprobar un presupuesto, el principal elemento que enfrentó al primer ministro y Gantz, sobre el que no consiguieron alcanzar un acuerdo pese a los intentos a lo largo del día.

"Anuncio la disolución de la 23 Knéset en este momento. Estamos en un período complejo y desafiante, lleno de controversia", un debate social que "encontró su expresión natural aquí también en este edificio", dijo el presidente de la Cámara, Yariv Levin, minutos antes de la medianoche.

"Estamos embarcados en una campaña electoral difícil, pido a todos que eviten el aumento de las tensiones y hagan todo lo posible para que la campaña electoral se lleve a cabo y finalice de manera ordenada y sin manifestaciones de violencia", agregó.

ELECCIONES EN MARZO

Tras este fin precipitado de la legislatura, se espera que las elecciones sean en cuestión de tres meses, probablemente el 23 de marzo.

La nueva ronda electoral -que sigue a otras tres en 2019 y 2020- se hará en plena pandemia, ante graves dificultades económicas y un importante descontento popular hacia la clase política.

Durante los últimos días, mientras intentaban alcanzar un pacto en negociaciones que no fructificaron, Netanyahu y Gantz reiteraron que no querían comicios, pero las fricciones y la desconfianza mutua se impusieron y su frágil coalición de Gobierno acabo cayendo hoy como un castillo de naipes. Se había formado en mayo. Ha durado poco más de siete meses.

La incertidumbre política -a la que se suman la pandemia y las dificultades económicas- vuelven a sumir a Israel en la inestabilidad y en manos de un Gobierno en funciones enfrentado y cuyos miembros luchan por la reelección.