Cientos de personas continúan en huelga de hambre en solidaridad con Navalni

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EFE

El líder opositor ruso depuso el ayuno este viernes tras casi un mes sin comer, por recomendación de los médicos y sus correligionarios.

Aún así, más de un centenar de personas continúa con la manifestación pidiendo mejores condiciones para el enemigo del Kremlin.

 EFE (Archivo)

"No quiero que nadie experimente sufrimiento físico por mi culpa", publicó en sus redes sociales el líder opositor.

El líder opositor ruso, Alexéi Navalni, volvió a comer después de más de tres semanas de ayuno, pero más de un centenar de personas mantienen la huelga de hambre y exigen su traslado a un hospital, ya que siguen temiendo por su vida en la cárcel.

El biólogo Nikolái Formózov, de 65 años, es uno de quienes se declaró en huelga de hambre en solidaridad con Navalni, empezando esta manifestación el pasado 10 de abril, con el objetivo de que éste recibiera la visita de su médico de confianza, ya que el opositor no confía en los especialistas de los servicios penitenciarios.

La iniciativa de Formózov fue seguida por más de un centenar de personas, que crearon un grupo en Facebook al que cada día se sumaban más personas. "A Navalni lo están matando lentamente. Sus condiciones son infernales. Había que hacer algo. Este es un método que ha demostrado su eficacia como instrumento de presión sobre el poder a lo largo de los años", explica.

Navalni anunció el viernes que suspendía la huelga de hambre, que inició el 31 de marzo, por recomendación de los médicos y de sus correligionarios, y también para evitar el sufrimiento de aquellos que se solidarizaron con su figura.

"No quiero que nadie experimente sufrimiento físico por mi culpa", publicó a través Instagram.

No obstante, Formozov y más de cien personas siguen a día de hoy sin comer: "Algunas decenas lo han dejado, pero más de cien seguimos adelante", indicó y agregó que "me parece bien que lo haya dejado, ya que está muy enfermo, pero nuestra acción era en solidaridad con Navalni, no con su huelga. Por lo que yo sé, aún no ha recibido tratamiento cualificado. Demandamos que sea trasladado a un hospital en Moscú".

Formózov recuerda que en tiempos soviéticos los presos políticos también recurrían a las huelgas de hambre para ser escuchados y sostuvo que "nunca hubo tantos asesinatos secretos como ahora" con Vladímir Putin en el Kremlin y considera que "la magnitud del terror es mucho mayor que en tiempos de (Lavrenti) Beria", jefe de la policía secreta de 1938 hasta la muerte de Stalin en 1953.