Cali, militarizada después de 13 muertes en protestas
Calles vacías y patrulladas por militares y policías se veían este sábado en la ciudad colombiana, después de la ola de violencia que dejó duros enfrentamientos entre manifestantes y la fuerza pública.
Manifestantes y miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) se enfrentan durante una jornada de protestas hoy, en Madrid, municipio cercado de Bogotá (Colombia)
Calles vacías y patrulladas por militares y policías se veían este sábado en la ciudad colombiana de Cali, después de la ola de violencia del viernes que dejó 13 muertos y duros enfrentamientos entre manifestantes y la fuerza pública en los que también irrumpieron civiles que abrieron fuego contra los primeros.
La tercera ciudad más importante de Colombia volvió a ser el epicentro de la violencia durante las protestas que el viernes cumplieron un mes y en las que hubo 13 homicidios, la mayoría con arma de fuego, según las autoridades.
Justamente por eso, el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, calificó el 28 de mayo como un día "fatídico" y "doloroso", aunque precisó que todavía no se ha podido establecer si todas las víctimas están relacionadas con la jornada de protestas.
La Policía Nacional, que registró 10 homicidios en Cali ayer, alegó que "solo tres de ellos coinciden con lugares donde tuvieron lugar actividades de protesta" y el resto "estarían relacionados con ajustes de cuentas entre estructuras delincuenciales, intolerancia y sicariato".
Por eso es difícil establecer cuántos de estos homicidios fueron cometidos por los hombres armados que ayer salieron a desbloquear las calles y a disparar contra los encapuchados a los que atribuyen el caos y el vandalismo en la ciudad.
El director de Investigación Criminal e Interpol de la Policía, general Fernando Murillo, reconoció hoy estos hechos y dijo que "se presentó una situación especial donde unas personas de civil utilizaron unas armas de fuego indiscriminadamente contra otras personas" bajo la mirada impasible de las fuerzas de seguridad.
Según la Policía, en lo que va de mayo han sido perpetrados en Cali 148 homicidios, casi el doble del mismo mes de 2020, cuando hubo 79, o los 71 de abril último, y no se sabe cuántos de esos crímenes tienen relación con las protestas.
La ONG Temblores y el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) contabilizan 60 muertes en el marco de las protestas, de las cuales 43 se las atribuyen a la fuerza pública. De las muertes totales, 39 sucedieron en Cali, la mayoría en la primera semana de protestas.
La Fiscalía, por su parte, contabiliza 43 muertes, aunque solo "17 de ellas tienen nexo directo en el marco de las protestas" y sigue buscando a 123 personas dadas como desaparecidas en las protestas.
PERMANECEN LOS BLOQUEOS
En los disturbios de ayer hubo además 34 personas lesionadas y tres incendios de edificios, entre ellos un comercio de la franquicia Dollar City donde hallaron al menos un cuerpo calcinado, según cifras oficiales.
Mientras la Alcaldía entregaba balance de pérdidas humanas y daños materiales, el presidente colombiano, Iván Duque, que se trasladó el viernes a Cali y ordenó el "máximo despliegue" militar para restaurar el orden, hizo hoy un recorrido por la ciudad.
Según el Gobierno, Duque ordenó el desplazamiento de 1.141 hombres del Ejército que llegaron a Cali para contribuir a mejorar la movilidad y seguridad de la población, así como para custodiar sitios estratégicos y remover escombros usados en los bloqueos.
PÁNICO Y TERROR
Después del día de terror vivido el viernes, los caleños amanecieron con pánico debido a que cadenas falsas de WhatsApp alertaban sobre un supuesto bloqueo de 1.080 ciudades de toda Colombia a partir del próximo lunes.
Eso hizo que en los supermercados se vieran filas de gente ansiosa por aprovisionarse de artículos de primera necesidad.
En el resto del país, donde decenas de miles de personas siguen saliendo a las calles desde el pasado 28 de abril, la situación también está en calma, con pocas movilizaciones, después de la resaca de ayer, en el que se conmemoró un mes de descontento social del segundo país más desigual de Latinoamérica.