En espera quedó la sentencia que obligaría a Australia desclasificar su participación en el golpe chileno
El Tribunal de Apelaciones Administrativas australiano dejó visto para sentencia su decisión sobre una demanda para la desclasificación de documentos secretos.
Esta información relacionados con la participación de Australia en el golpe militar de Chile y el envío de agentes de inteligencia del país oceánico por orden de Estados Unidos.
Anteriormente el gobierno australiano se negó a desclasificar archivos sobre el presunto encubrimiento y apoyo de la dictadura cívico-militar.
La denuncia fue realizada por el ex oficial de inteligencia militar australiano Clinton Fernandes, quien reclama la publicación de los documentos.
Un tribunal australiano dejó visto para sentencia su decisión sobre una demanda para la desclasificación de documentos secretos relacionados con la participación de Australia en el golpe militar en Chile de 1973, luego de tres días de sesiones, la mayoría a puerta cerrada.
El Tribunal de Apelaciones Administrativas (AAT, siglas en inglés) "se ha reservado su decisión en este asunto y publicará los motivos a su debido tiempo, en la medida en que pueda", informaron a Efe.
En las vistas, que comenzaron el miércoles pasado, se enfrentan el ex oficial de inteligencia militar australiano Clinton Fernandes, quien reclamaba la publicación de los documentos, con el director general de los Archivos Nacionales de Australia, David Fricker, que depende del Gobierno australiano, en un proceso del que ha trascendido muy poca información.
El demandante y su abogado sólo pudieron testificar y presenciar parcialmente el proceso, al igual que el público y la prensa, debido a que la fiscal general de Australia, Michaelia Cash, consideró que los testimonios de asuntos "confidenciales" en este caso "perjudican a la seguridad, defensa y relaciones internacionales" de su país.
El ex oficial de inteligencia manifestó este viernes que considera que "la 'seguridad' debe ser un objetivo, no una excusa" al quejarse de que la Ley de los Servicios de Inteligencia de Australia impide que los comités legislativos pongan bajo la lupa las operaciones de las agencias secretas, impidiendo la rendición de cuentas y la supervisión externa.
En estas tres jornadas comparecieron, a puerta cerrada y con nombre falsos, dos ex agentes de los servicios de inteligencia de Australia, así como Anthony Sheehan, subsecretario de Seguridad Internacional del Ministerio de Exteriores de Australia.
PREGUNTAS SIN RESPUESTA
A pesar de que Estados Unidos desclasificó hace dos décadas documentos secretos sobre cómo encubrió y apoyó la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet (1973-1990), aún quedan muchas interrogantes sobre la actuación de su socio, Australia, en la antesala del golpe que sacó al socialista Salvador Allende.
Las preguntas llevan décadas sin respuesta debido a los mecanismos legales que tiene Australia para proteger sus secretos ilimitadamente.
Por ahora se sabe que Australia envió a Chile en 1971 a agentes de los Servicios Secretos Australianos de Inteligencia (ASIS, siglas en inglés) durante el gobierno del liberal Billy McMahon, a petición de Washington, pero su sucesor, el laborista Gough Whitlam (1972-73) ordenó la retirada de estos uniformados de nuestro país.
Sin embargo, al menos un agente de ASIS se quedó en Chile hasta después del golpe, mientras que algunos oficiales de la ASIO (la agencia de inteligencia australiana) trabajaron como agentes de inmigración encubiertos y ayudaron a la CIA estadounidense antes del golpe.
Fernandes, representado por el abogado Ian Latham, considera que la colaboración pudo darse, "por ejemplo, ayudando a crear lo que la CIA llamaba un 'clima golpista' para destruir la economía y animar a los militares chilenos bajo el mando del general Augusto Pinochet a dar el golpe de Estado", de acuerdo a un documento judicial del caso.