Economista Manuel Riesco celebró avance de los talibanes y se llenó de duras críticas y repudio

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Cooperativa.cl / EFE

El dos veces candidato al Congreso "confesó" que "nada le contenta más" que ver a los insurgentes "reconquistando su propio país", en contra del "imperio de Occidente".

Su mensaje fue deplorado en redes sociales, que remarcaron que el fundamentalismo islámico de los talibanes amenaza, entre otros, los derechos de mujeres y niñas.

 UFRO (Archivo)

El economista Manuel Riesco Larraín, marido de la diputada Carmen Hertz (PC), se llenó de muchas y duras críticas y repudio este sábado en redes sociales luego de "celebrar" el imparable avance de los talibanes en Anganistán, que en poco más de una semana han logrado el control de más de la mitad de las provincias del país y cuyo acecho genera pánico en Kabul, la capital, ante la probable caída de ésta.

"Confieso que nada me contenta más en este minuto que el avance talibán reconquistando su propio país. Ojalá esta derrota total debilite el delirio de intentar sostener por la fuerza un imperio, el de 'Occidente', que ya no puede hacerlo por superioridad de su modo de producción", expresó el vicepresidente del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda).

El dos veces candidato al Congreso -una por el Partido Comunista- se refirió así a la situación del país asiático a través de Twitter, red donde recibió cientos de respuestas deplorando su mensaje y remarcándole que de esa forma está destacando la acción de un grupo fundamentalista islámico que amenaza los derechos, entre otros, de mujeres y niñas.

"¿Te hace feliz la muerte y violación de los DDHH? ¿Que se niegen los derechos de las mujeres? ¿Que si robas te corten la mano? La represión?"; y "Los talibanes se han caracterizado por castigar, violentar, invisibilizar y asesinar a mujeres y homosexuales. Sistemáticamente. ¿Pueden ser ellos y su dignidad moneda de cambio para superar la fuerza del imperio?", fueron sólo algunos de los comentarios que generó la cuestionada públicación del economista.

Amnistía Internacional, organización defensora de los Derechos Humanos, recordó hace unos meses que bajo el régimen talibán, entre 1996 y 2001 -cuando fueron derrotados-, "las mujeres afganas estaban sometidas a severas restricciones, como la prohibición de trabajar fuera de casa y de aparecer en público sin un pariente masculino cercano".

"A las mujeres y las niñas se les negaba además el acceso a la educación y tenían un acceso limitado a la atención sanitaria. Estas restricciones siguen aplicándose sistemáticamente a las mujeres en las zonas actualmente controladas por los talibanes", enfatizó.

Por ello, la situación actual ha despertado el miedo a la pérdida de derechos, sobre todo entre las mujeres. "Las afganas han recorrido un largo camino. Tenemos nuestras ideas, estrategias y soluciones. No queremos que los involucrados en atrocidades (...) recuperen el poder y tomen decisiones por nosotras", aseguró en Twitter la activista Samira Hamidi.

La joven artista Zahra Abdullahi piensa también que "después de tomar Kabul, los talibanes ya no nos permitirán como mujeres continuar con nuestra vida normal. Obstaculizarán el progreso de las mujeres. Una vez más, quedaremos encarceladas en nuestras casas".

De hecho, en las áreas que han capturado recientemente, los insurgentes ya han restringido los derechos y libertades sociales de mujeres y niñas, según varios funcionarios afganos y civiles de esas zonas. Las mujeres afganas se han visto privadas de trabajar y asistir a la escuela y en algunas áreas se les instruye para que usen el hiyab, que deja solo el rostro al descubierto, y no salgan de casa sin la compañía de un hombre.

Actualmente los talibanes estrechan el cerco sobre Kabul, desencadenando el pánico en parte de la población de la capital, sobre todo entre aquellos con vínculos con países occidentales durante los veinte años de guerra en Afganistán.

Por ello, la organización Human Rights Watch (HRW) advirtió este sábado que los gobiernos extranjeros presentes en Afganistán "deben priorizar la entrega de visados y ayudar a garantizar un paso seguro para los civiles a quienes los talibanes pueden atacar debido a su trabajo o estatus anterior, junto con sus familiares".

"Los talibanes tienen un largo historial de abusos o asesinatos a civiles que consideran 'enemigos'", apuntó la directora para Asia de HRW, Patricia Gossman, y agregó que, tanto los gobiernos como las oficinas de la ONU, "deben brindar protección y asistencia a los afganos en riesgo y hacer que el procesamiento de los documentos de viaje y el transporte sea una prioridad".

IMPARABLE OFENSIVA TALIBÁN PROVOCA PÁNICO EN KABUL

La gran ofensiva talibán, que en poco más de una semana ha logrado el control de 23 de las 34 capitales de provincia afganas, el mayor avance en dos décadas de guerra que ha disparado las alertas sobre la posible caída de Kabul.

En un discurso televisado, el presidente Ashrasf Ghani aseguró que la "máxima prioridad" del Gobierno afgano reside en la movilización de las fuerzas de seguridad para lograr detener la captura de más capitales regionales en el país: "Bajo la situación actual, la movilización de las fuerzas de seguridad es nuestra máxima prioridad y se están tomando las medidas necesarias para este propósito", apuntó.

Este anuncio del presidente se produce ante un panorama desolador, después de que muchas de las tropas afganas se rindieran o huyeran de los territorios conquistados por los talibanes, en algunos casos sin oponer resistencia.

"Los talibanes tienen un largo historial de abusos o asesinatos a civiles que consideran 'enemigos'", advierte HRW. (Foto:EFE)

 

 

Mientras Ghani pronunciaba su discurso, los talibanes hacían pública la conquista de su vigésima capital de provincia: Asadabad, capital de la región oriental de Kunar. La conquista se produjo después de que "el cuartel general de inteligencia y todos sus anexos" quedasen bajo el control de los muyahidines, aseguraron.

Poco después, los talibanes se hacían con el control de la capital regional de Paktika, Sharana, que también fue entregada de manera pacífica y sin "disparar una bala", según reveló a Efe el diputado por de esta provincia en la Cámara Baja del Parlamento nacional, Khalid Asad. Horas más tarde, se unieron tres capturas más: la noroccidental Maymana, la oriental Mehtarlam, y la norteña Mazar-e-Sharif, la cuarta ciudad más grande de Afganistán.

La caída de Mazar-e-Sharif, capital de la provincia de Balkh, es un duro golpe para el Gobierno afgano, después de que cayeran ya en manos insurgentes la segunda ciudad más importante, Kandahar, y la tercera, Herat, con Kabul como único bastión contra los talibanes.

Estas cinco nuevas capitales regionales se suman a las otras 18 conquistadas por los combatientes en la última semana como parte de su rápido avance en el país motivado por la fase final de retirada de las tropas estadounidenses y de la OTAN, que comenzó el pasado 1 de mayo y que pretende concluir a finales de este mes.

Desde entonces, los talibanes se han hecho con el control de 140 centros de distrito, 23 capitales de provincia y unos diez cruces fronterizos, la mayor conquista en dos décadas de guerra.