Astrónomos detectan señales de radio desconocidas desde centro de la Vía Láctea
Se trata de una luz oscilante, con un brillo que cambia con el transcurso del tiempo y que "la propiedad más extraña" es que tiene una polarización alta.
La señal se detectó seis veces entre enero y septiembre de 2020 y luego reapareció el 7 de febrero de este año.
Un grupo de astrónomos detectó señales de radio inusitadas que provienen en la dirección del centro de la Vía Láctea y no corresponden a alguna pauta conocida de fuente de radio.
Así lo dio a conocer un artículo que publica este martes la revista especializada Astrophysical Journal, y el autor principal del artículo y estudiante en la Escuela de Física de la Universidad de Sydney, Ziteng Wang, explicó que "la propiedad más extraña de esta señal nueva es que tiene una polarización muy alta", quien descubrió el objeto mediante el radiotelescopio ASKAP en el este de Australia.
Esto significa, según el artículo, que su luz oscila "solo en una dirección pero esa dirección rota con el tiempo" y que "el brillo del objeto también varía sustancialmente, por un factor de 100, y la señal se enciende y se apaga -al parecer- al azar".
El nombre técnico dado a las ondas es ASKAP J173608.2-321635, y la señal se detectó seis veces entre enero y septiembre de 2020 y luego reapareció el 7 de febrero de este año.
El centro de rotación de la galaxia alberga un agujero negro de gran magnitud en su centro, y en la región hay densas aglomeraciones enormes de estrellas que incluyen gigantes rojas, super gigantes, gases extremadamente calientes y fuentes abundantes de señales de radio.
Muchos tipos de estrellas emiten luces variables en toda la gama del espectro electromagnético, y con los avances en radioastronomía el estudio de objetos variables o transitorios es un campo extenso para el estudio del universo.
"En principio pensamos que podría ser una púlsar -un tipo de estrella muerta muy densa y que rota- o también un tipo de estrella que emite enormes llamaradas solares", señaló Wang, quien trabajó en conjunto con un equipo internacional, que incluye científicos de Australia, España, Alemania, Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica y Francia.