Jaime Bassa: "Nadie en Chile está usando la violencia como forma de acción política"
"Ésta la vimos en dictadura, y la distinción es importante ponerla sobre la mesa, porque se habla de violencia con mucha soltura", dijo en Cooperativa el vicepresidente de la Convención Constitucional.
Tras los gravísimos hechos registrados en el país durante las últimas horas, el abogado afirmó que, "ciertamente, el saqueo y el vandalismo no le hacen ningún favor al proceso constituyente ni a la estabilidad democrática".
"Desde la clase política no se ha visto una disposición real a presentar proyectos de transformación que apunten a la raíz de las demandas sociales", reflexionó.
El vicepresidente de la Convención Constitucional, Jaime Bassa, estimó que los saqueos y el vandalismo registrados en el segundo aniversario del 18 de octubre este lunes no tienen un fin político, como "distintos sectores" han planteado desde el estallido social.
"La violencia, pero especialmente los saqueos que vimos anoche -para que no usemos la palabra 'violencia' para cualquier cosa- desvía el foco de la atención pública de lo realmente importante, que es el proceso de transformación que estamos viviendo, y que estalla en la revuelta popular de octubre de 2019", reflexionó en El Diario de Cooperativa.
Según el abogado constitucionalista, "distintos sectores políticos se han dado la libertad de hablar de la violencia como si fuera una forma de acción política, y yo me atrevería a decir que en Chile nadie está utilizando la violencia como forma de acción política".
"Lo que vimos anoche es vandalismo, saqueos, pero no una forma de acción política detrás de actos que tengan por finalidad que la institucionalidad tome una decisión determinada. Esa distinción me parece fundamental", expuso.
Por ejemplo, sostuvo que ésta estuvo presente durante la dictadura, "donde había claramente la manifestación de un acto violento que tenía objetivos políticos (...) y dada la envergadura de las palabras, me parece muy importante que nos las tomemos en serio".
"Esa distinción me parece muy importante y hay que ponerla sobre la mesa, porque sino se habla de violencia con mucha soltura", fustigó Bassa.
RECUPERAR LA CONFIANZA EN LA POLÍTICA
De todos modos, admitió que existen "dos grandes sectores en el país que no creen en el proceso constituyente": en primer lugar está el que "todavía defiende a la Constitución del 80 y está haciendo todo lo posible porque este proceso fracase, precisamente para no tener nueva Constitución".
"Al otro sector que tampoco confía mucho en el proceso, primero le diría que los procesos de transformación social son lentos, no son instantáneos ni automáticos, precisamente porque detrás de ellos hay cambios culturales que pasan por la educación, educación cívica, y protagonizar prácticas políticas de convivencia democrática distintas", explicó.
Por tanto, a ambos grupos "les transmitiría que la política, el diálogo y la deliberación es la única herramienta que tenemos las personas que pensamos distinto para construir un lugar común, y les pediría que volvamos a confiar".
Sin embargo, Bassa también reconoció que "lamentablemente han pasado dos años" desde el estallido social y "la verdad es que desde la clase política no se ha visto una disposición real a presentar proyectos de transformación que apunten a la raíz de las demandas sociales".
"Probablemente AFP sea el mejor ejemplo: pareciera que la clase política no entiende la profundidad de la demanda en contra de las AFP, y se mantiene la discusión en torno a cuánto sube el porcentaje de cotización, quién lo administra (...) El proceso constituyente es parte de esa respuesta, pero como las reformas son estructurales y van a ser más lentas, requieren ir acompañadas de ciertas decisiones intermedias por parte de los poderes constituidos, y hasta ahora no las hemos visto", remató.