Suprema defendió la "autonomía, independencia e inamovilidad" de los jueces como valores irrenunciables
Juan Eduardo Fuentes, presidente del máximo tribunal, abordó este martes la discusión sobre la nueva Constitución en la ceremonia de inauguración del año judicial 2022.
A 10 días del cambio de mando, Sebastián Piñera y Gabriel Boric asistieron al acto.
El presidente de la Corte Suprema, Juan Eduardo Fuentes, encabezó este martes la ceremonia de inauguración del año judicial 2022 destacando la importancia de los valores de "imparcialidad, autonomía, independencia e inamovilidad" del Poder Judicial en más de 200 años de historia republicana y en el futuro del sistema de administración de justicia, en medio del debate de la Convención Constitucional.
El magistrado dio cuenta pública del año judicial 2021 en una solemne ceremonia realizada de manera híbrida -presencial y telemática- en el Salón de Honor del máximo tribunal y a la que asistieron el Presidente saliente, Sebastián Piñera; el Mandatario electo, Gabriel Boric; y otras autoridades.
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— Cooperativa (@Cooperativa) March 1, 2022
Fuentes abordó la discusión sobre la nueva Constitución y destacó que el Poder Judicial ha manifestado su colaboración con la labor de la Convención entregando las conclusiones de las Jornadas de Reflexión de la Corte Suprema al órgano redactor y con la asistencia del ex presidente Guillermo Silva a la Comisión de Sistemas de Justicia.
"Probablemente uno de los principios que resulta trascendente para entender el quehacer del Poder Judicial es el de imparcialidad. Sólo cuando los tribunales son imparciales, pueden cumplir efectivamente su función, esto es, resolver los conflictos de los ciudadanos con legitimidad, de modo que se mantenga un clima de paz social. Por lo mismo, desde la doctrina existe completo acuerdo en torno a la relevancia de asegurar la autonomía e independencia de jueces y juezas en el ejercicio de la jurisdicción, y esto es así, entendida tanto como garantía de no intromisión interna y externa", dijo el presidente de la Suprema.
"Asimismo, la inamovilidad es una condición esencial en el desempeño del juez, sin la cual serían ilusorios los valores anteriores. Sin ella, la sujeción a influencias de todo tipo a que inevitablemente se expondría la magistratura, transformaría lo que hoy es una garantía para todas las personas, en una amenaza constante a la imparcialidad", expresó.
En este aspecto ahondó: "Este es el rol que cumple el juez en nuestra sociedad, y esto es lo que explica la enorme cantidad de deberes y principios por los que se encuentra reglado. No podría ser de otra forma, pues el magistrado ostenta un cargo que no se activa cuando inicia su jornada laboral ni se desactiva cuando dicha jornada termina. Se trata, más bien, de una condición, que acompaña al juez permanentemente. Eso explica el por qué ha de respetar y estar premunido de un estatuto particular, como deber y garantía de su posición en la institucionalidad, pero sobre todo, como seguridad y garantía para el justiciable".
"A consecuencia de lo anterior, los magistrados y magistradas se encuentran sometidos a exigentes deberes éticos cuyo núcleo se centra justamente en los deberes legales y constitucionales de independencia, imparcialidad y motivación, que son aquellos que resultan distintivos de su labor".
"Por lo mismo, considerando el rol que ocupan en nuestra sociedad y la normativa que los obliga, es evidente que, además, los magistrados y magistradas deben propiciar el cumplimiento de elevados estándares para el ejercicio oportuno y efectivo de su función", continuó Fuentes.
"Estos valores y principios deben ser promovidos dentro de nuestro Poder Judicial para robustecer el reconocimiento y la confianza por parte de la ciudadanía", instó Fuentes.