¿Estamos ad portas de una invasión china de Taiwán?
"De todos los temas conflictivos en la agenda entre China y Estados Unidos, el de Taiwán es tal vez el más complejo y potencialmente explosivo, por lo que requiere un manejo diplomático especialmente afinado".
Por: Jorge Heine, exembajador de Chile en China
Los ejercicios militares realizados alrededor de Taiwán (y algunos de ellos sobre la propia isla y su mar territorial) han sido los más extensos e intensos jamás realizados por China en la antigua Formosa. Varios misiles atravesaron el espacio aéreo sobre la isla, para caer en el Estrecho de Taiwán. Otros cayeron en la zona económica exclusiva de Japón. Se estima que un total de 139 aviones-caza de la Fuerza Aérea china participaron en los ejercicios, realizados desde seis áreas distintas en el perímetro de la isla.
Más de alguien ha hablado de una crisis internacional, en parte porque Taiwán ha sido el escenario de varias otras crisis internacionales, partiendo por una en 1954-1955 (conocida como la de Quemoy y Matsu, por el nombre de dos islotes en el Estrecho susodicho), y otra tan reciente como la de 1995-1996, conocida como la Tercera Crisis del Estrecho de Taiwán. Y el que estos ejercicios se realicen en una zona tan álgida y con tanto trafico marítimo no ayuda, como tampoco lo hace la inmediata cercanía del Mar Meridional de China, otra zona álgida, en que las pretensiones territoriales de China se enfrentan con las de varios países vecinos, y la fuerte oposición de Estados Unidos.
Dicho eso, la verdad es que, con todo lo compleja que ha sido la situación creada por la visita de la Sra Nancy Pelosi a Taiwán, lo ocurrido no cualifica como crisis. Aunque la retórica de las partes ha subido de decibeles, la situación ha estado bajo control. De todos los temas conflictivos en la agenda entre China y Estados Unidos, el de Taiwán es tal vez el más complejo y potencialmente explosivo, por lo que requiere un manejo diplomático especialmente afinado.
La invasión rusa a Ucrania y sus supuestos paralelos con la relación entre China y Taiwán ha generado especulaciones respecto de la posibilidad de que Beijing siga el camino de Moscú y proceda a invadir Taiwán en el corto o mediano plazo, especulaciones que se han acentuado con los ejercicios arriba mencionados. Sin embargo, esto no se condice con la realidad.
Es cierto que para el Presidente Xi Jinping el tema de Taiwán y la reunificación nacional de China es muy cercano a su corazón, tal vez más que para cualquiera de sus predecesores. Su fuerte énfasis nacionalista también ha prendido en la población china, tanto así que en las redes sociales chinas como Weibo se vio un cierto grado de decepción con la reacción china ante la visita de la Sra. Pelosi a Taiwán, considerada demasiado mesurada.
¿Que es lo que quiere China y a qué es lo que aspira? Para el conocido autor Michael Schuman, ésa es la principal pregunta del siglo XXI, que intenta responder mi nuevo libro, XI-NA EN EL SIGLO DEL DRAGÓN: LO QUE TODOS DEBEN SABER SOBRE CHINA, publicado por LOM en estos días. En ese sentido, cabe recordar la recomendación de Deng Xiaoping, el verdadero arquitecto de la pujante China contemporánea. Deng le sugirió a sus sucesores en el liderazgo de lo que fue alguna vez el Imperio del Centro, "mantener un bajo perfil, y darle tiempo al tiempo" en materia de política exterior. La tesis de Deng era que China era demasiado grande como para aparecer, después de décadas de relativo aislamiento, golpeándose el pecho en el escenario internacional, y que ello no podría sino generar anticuerpos.
Ese bajo perfil lo mantuvieron los sucesores de Deng, los presidentes Jiang Zemin (1992-2002) y Hu Jintao (2002-2012). A tal punto, que hubo reclamos de autoridades de los propios Estados Unidos, diciendo que China "se iba a la cochiguagua", y no hacía los aportes que debía en materia de bienes públicos globales. La política exterior de China solo cambió bajo la presidencia de Xi Jinping en 2013. La Iniciativa de la Franja y la Ruta, la expansión de las pretensiones territoriales en el Mar Meridional de China, y la creación de nuevos bancos multilaterales de desarrollo como el Banco Asiático de Inversión e Infraestructura (BAII), y el Nuevo Banco del Desarrollo (NDB), han sido algunas de sus expresiones. En su primer quinquenio, Xi visitó 50 países. Ello incluyó cuatro giras por América Latina, visitando trece países en seis años, más que los presidentes Obama y Trump juntos en viajes a la región en doce años.
Algunos observadores han señalado que, si Xi no hubiese seguido una política exterior tan asertiva, y hubiese seguido el consejo de Deng de mantener un bajo perfil, no estaríamos en la Segunda Guerra Fría. La verdad es que pedirle a un país cuya economía representa un 18,45 % del PIB mundial, que siga con la cabeza baja en materia de política internacional no tiene mucho asidero. La China de hoy es muy distinta a la de veinte, o incluso diez años atrás. La pregunta es otra. Ella es si esta asertividad se manifiesta dentro de las reglas del sistema, o rompiéndolas.
La reacción de China a la visita de la Sra Pelosi a Taiwán (entendiendo que ello rompía uno de los compromisos de los Estados Unidos con el principio de "una sola China", lo que significa un no a visitas de alto nivel entre la isla y los Estados Unidos), se tradujo en estos ejercicios militares. Pero no va a pasar de ellos.
Jorge Heine es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Boston y ex-embajador de Chile en China. Su nuevo libro, XI-NA EN EL SIGLO DEL DRAGÓN : LO QUE TODOS DEBEN SABER SOBRE CHINA, es publicado por LOM.