Birmania en "huelga silenciosa" por el segundo aniversario del golpe

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EFE

Desde el golpe, las fuerzas de seguridad birmanas han matado a más de 2.900 civiles y mantienen detenidas a cerca de 13.800, entre ellas a la derrocada líder Aung San Suu Kyi.

Hoy, el Organismo de Coordinación de la Huelga General pidió a la población que no salga de casa entre las 10:00 y las 15:00 y que vacíen las calles de Birmania.

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Varias fotografías de Yangón a las que tuvo acceso EFE muestran prácticamente vacías calles y calzadas que suelen presentarse llenas de transeúntes.

Birmania vive este miércoles una jornada de "huelga silenciosa" convocada por grupos prodemocracia con motivo del segundo aniversario del golpe de Estado del 1 de febrero de 2021, que ha sumido al país en una espiral de violencia y semianarquía, sin que los militares hayan conseguido hacerse con el control.

"Con sonoras voces desde el silencio, hemos hecho tambalear al dictador repetidamente", afirmó en un comunicado el Organismo de Coordinación de la Huelga General (GSCB), una amalgama de grupos birmanos en defensa de la democracia, entre ellas el potente movimiento de desobediencia civil que surgió tras el golpe.

Esta organización, que agrupa una treintena de comités de huelga en todo el país, pidió a la población que no salga de casa entre las 10:00 y las 15:00 y que vacíen las calles de Birmania.

Varias fotografías de Yangón a las que tuvo acceso EFE muestran prácticamente vacías calles y calzadas que suelen presentarse llenas de transeúntes y con embotellamientos a diario, un escenario similar que se percibe en otras imágenes de la urbe del medio Myanmar Now.

La huelga silenciosa ya fue la forma elegida para protestar con un seguimiento masivo, especialmente en las grandes ciudades, en el primer aniversario del golpe de Estado, a pesar de que las autoridades militares presionaron y amenazaron con arrestar a quien participara en el movimiento.

El apagón informativo y las precarias conexiones a internet desde el golpe dificultan por el momento el seguimiento de la huelga, sin que se conozca aún si se han sumado comercios e instituciones en masa.

ESTADO DE EMERGENCIA Y ELECCIONES

Además, se espera que el jefe de la junta, el general Ming Aung Hlaing, o un alto cargo del régimen militar, realice hoy declaraciones, con la atención puesta en si se ampliará el estado de emergencia, bajo el que Birmania se encuentra desde el golpe y que ya se extendió por seis meses el pasado agosto.

Si bien la Constitución birmana marca el límite del estado de emergencia en dos años, Ming Aung Hlaing dejó entrever la víspera en un discurso televisado, tras un encuentro con el Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, que podría buscar la forma de ampliarlo.

El militar afirmó que la nación continúa acechada por "actos de terror", lo que podría utilizar como pretexto para extenderlo más, pues la carta magna solo permite hacerlo en tiempos "extraordinarios".

Una vez concluya el estado de emergencia, la ley obliga a convocar elecciones en los seis meses siguientes, a lo que se ha comprometido Ming Aung Hlaing en varias ocasiones, si bien estas no contarían apenas con respaldo ni en Birmania ni en el exterior.

SIN APOYOS, DENTRO Y FUERA DEL PAÍS

Mientras el régimen militar se hace su composición de lugar para continuar en el poder, con expertos asegurando que solo alcanza a controlar la cuarta parte del territorio nacional, aumentan las voces en su contra tanto dentro como fuera del país.

La enviada especial de la ONU para Birmania (Myanmar), Noeleen Heyzer, señaló en la víspera que ve "inconcebible" que la junta inicie una transición pacífica hacia la democracia, y Human Rights Watch (HRW) calificó los posibles futuros comicios de "fraudulentos".

En paralelo, Estados Unidos informó el martes de nuevas sanciones, esta vez dirigidas contra seis individuos conectados a la junta militar birmana, y Australia reveló hoy la imposición de sus primeras sanciones financieras y prohibiciones de viajes contra militares y altos cargos del régimen castrense.

Desde la asonada, las fuerzas de seguridad birmanas han matado a más de 2.900 civiles y mantienen detenidas a cerca de 13.800, entre ellas a la derrocada líder Aung San Suu Kyi -que lideró la transición democrática desde 2011 y hasta 2021-, según los datos de la oenegé local Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.

Una represión que no ha frenado huelgas como la de hoy ni ha hecho claudicar a los miles de jóvenes que, habiendo crecido en libertad, se entregaron a la lucha contra el Tatmadaw (el Ejército) tras el golpe, formando las fuerzas para la defensa del pueblo (PDF), amparadas por el Gobierno de Unidad Nacional (NUG).

Formado en parte por exdiputados de la Liga Nacional para la Democracia de Suu Kyi, el NUG se declara la autoridad legítima de Birmania y opera en la semiclandestinidad y parcialmente desde el exilio, erigiéndose, junto a las PDF -que la junta tacha de "terroristas"- como el inesperado enemigo a batir de los generales.