Científicos chinos diseñan un nuevo concepto de baterías
Esta "batería de calor" tiene la propiedad de extraer energía térmica proveniente de fuentes de calor residual de baja temperatura.
Un grupo de científicos chino ha desarrollado un nuevo concepto de batería con la propiedad de extraer energía térmica proveniente de fuentes de calor residual de baja temperatura para después reusarla bajo demanda controlando la presión.
Este proyecto busca aprovechar el 70 por ciento de la energía primaria consumida en el mundo, que se pierde después de la conversión, esencialmente en forma de calor, reportó hoy la agencia estatal de noticias Xinhua.
La reutilización de la energía perdida es considerada rentable y ecológica, por lo que el desarrollo de una "batería de calor" por parte del equipo de investigadores del Instituto de Investigación de Metales de la Academia de Ciencias de China supone un paso más para el objetivo de alcanzar las emisiones máximas de dióxido de carbono para 2030 en el gigante asiático.
La batería cuenta con tiocianato de amonio para poder almacenar el calor directamente en lugar de transferirlo a otras formas como la energía química, y conseguir el "efecto barocalórico inverso".
Este método absorbe calor con presión mientras libera calor al aliviar la presión, lo contrario del típico efecto barocalórico.
"Un ciclo de batería térmica barocalórica consta de tres pasos, que son la carga térmica tras la presurización, el almacenamiento con presión y la descarga térmica tras la despresurización", declaró Li Bing, uno de los autores del estudio publicado recientemente en la revista Science Advances.
Según el estudio, la fase de transporte de calor restringida por presión puede garantizar mejor un almacenamiento estable de larga duración, mientras que la liberación de calor que tiene lugar en la despresurización es 11 veces mayor que la energía mecánica de entrada.
China anunció en 2020 que alcanzaría el pico de emisiones de carbono en 2030, para seguidamente lograr la neutralidad en carbono en 2060, ante la creciente preocupación mundial sobre el cambio climático.
Asimismo, 2030 sería la fecha para la que Pekín aspira a conseguir que los combustibles no fósiles procuren el 25 por ciento de la energía generada en el país, en el que actualmente el carbón es protagonista absoluto, con en torno al 60 por ciento de la generación de esta.