A 25 años de la maniobra con la que Pinochet quiso evitar ser juzgado
El 10 de marzo de 1998, el dictador dejó su cargo como comandante en jefe del Ejército para asumir como senador vitalicio.
Siete meses después era detenido en Londres por orden del juez Garzón.
Hace 25 años, el 10 de marzo de 1998, el dictador Augusto Pinochet (1943-2006) abandonó la jefatura del Ejército para ocupar un escaño vitalicio en el Senado, una maniobra fallida con la que pretendió evitar un eventual juicio por crímenes de lesa humanidad ya que siete meses después era detenido en Londres por orden del juez español Baltasar Garzón.
Nombrado por Salvador Allende como remplazo del general Carlos Prats, Pinochet derrocó al Presidente socialista un mes después con un golpe de Estado que inauguró una de las dictaduras más sangrientas de América Latina.
Un régimen de terror en el que agentes del Estado asesinaron a más de 3.200 ciudadanos e hicieron desaparecer a miles más entre torturas y arrestos arbitrarios, entre ellas 1.159 víctimas que a día de hoy sus familias siguen buscando.
Pinochet tuvo que abandonar la jefatura de Estado tras un plebiscito popular que convocó para perpetuarse y que nunca pensó que perdería.
Despojado por la ciudadanía de ese escudo, se mantuvo firme en el liderazgo del Ejército, desde donde se erigió en una sombra que puso palos en las ruedas de la transición política, protegió a una institución manchada de sangre y maniobró para evitar cualquier investigación sobre los crímenes de la dictadura y cualquier política de reparación de las víctimas.
Durante esos 10 años extra a la cabeza de las Fuerzas Armadas, también ocultó la corrupción económica de la institución y su propio enriquecimiento ilícito.
Sin embargo, en 1998 las reclamaciones comenzaron a ser insostenibles y con la complicidad de partidos de derechas, como Renovación Nacional (RN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI), buscó conservar la inmunidad como Senador Vitalicio, una huida hacia delante que desencadenó el último episodio de la tiranía.
DETENCIÓN EN LONDRES
El 16 de octubre de 1998, mientras se encontraba de viaje en Inglaterra, Pinochet fue detenido en una clínica de Londres, la famosa The London Clinic, por orden del citado juez español, quien pretendía que respondiese ante la justicia por el asesinato de ciudadanos españoles durante su régimen.
Seis meses después, y en medio de presiones desde los partidos de derecha, el gobierno británico ordenó su liberación por "razones humanitarias" sostenidas en su enfermedad y el dictador regresó a su país en otro episodio escandaloso.
Tras descender del avión en silla de ruedas, se puso de pie, caminó y se fundió en abrazos con oficiales, al tiempo que sonaba la banda institucional.
A lo largo del año 2000, debió afrontar un desafuero por la ejecución de opositores en los días posteriores al golpe conocida como "Caravana de la Muerte", indagación que fue sobreseída por razones de demencia senil en 2002.
En 2005 fue nuevamente procesado, esta vez por el caso Operación Colombo, que terminó con la vida de 119 personas.
EL PRESENTE DE LOS PINOCHET
La familia Pinochet Hiriart ha estado en múltiples ocasiones bajo la lupa pública. En noviembre pasado, la Justicia chilena resolvió disolver la Fundación CEMA-Chile, organismo que alcanzó notoriedad durante la dictadura y que era administrada por la fallecida esposa de Pinochet, Lucía Hiriart (1923-2021), investigada por su enriquecimiento personal a través de propiedades del fisco ligadas a la firma.
Hace pocos días, el Tribunal Constitucional (TC) suspendió el cobro de una deuda millonaria de la hija del dictador, Jacqueline Pinochet, tras acoger el requerimiento donde acusaba al Servicio de Impuestos Internos (SII) de cobros excesivos.
El clan Pinochet-Hiriart ha protagonizado otros conflictos con el SII, como las acusaciones de Lucía Pinochet por un supuesto mal cálculo de los impuestos por la herencia de su padre o la investigación a las cuentas del propio dictador en el Banco Riggs de Estados Unidos.
Además existe la causa del Consejo de Defensa del Estado (CDE) contra el testamento de Hiriart, que llevó a la justicia a ordenar la apertura de este documento a principios de febrero con el objetivo de recuperar los recursos malversados por el dictador y sus colaboradores.
UN EJÉRCITO OPACO
Protagonista de graves casos de corrupción, sumados a los "pactos de silencio" que imposibilitan el hallazgo de víctimas de desaparición forzada durante la dictadura, el Ejército chileno permanece como una institución opaca, según expertos, y arrastra aún el peso del pinochetismo.
Esta misma semana borró de su web un importante documento publicado en marzo del año pasado por un oficial de alto rango en el que se calificaba de "inaceptable" no haber entregado los restos de los detenidos desaparecidos.
"El tema de la opacidad es importante porque el documento alcanzó a salir y, sin embargo, quedó hundido en el fárrago de información periodística de corrupción. Este documento era importante porque servia para el debate nacional, un debate que finalmente no se dio", dijo a EFE la historiadora Verónica Valdivia, una de las académicas que más ha estudiado al Ejército chileno.