Sospechoso de tiroteo en Texas ha sido deportado cuatro veces de EEUU
Francisco Oropesa fue acusado de matar a tiros a cinco personas, entre ellos un niño de nueve años, con un fusil AR-15.
Fue expulsado del país dos veces en 2009, una vez en 2012 y la última en 2016.
Esta tragedia provocó que la Casa Blanca volviera a insistir al Congreso sobre aprobar leyes que restrinjan el uso de armas de fuego en ese país.
El mexicano Francisco Oropesa, sospechoso del asesinato de cinco hondureños este fin de semana en la localidad de Cleveland (Texas), había sido deportado cuatro veces de EE.UU. antes de volver a entrar irregularmente en el país la última vez, informaron este lunes las autoridades estadounidenses.
Una fuente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) dijo a EFE que el 16 de marzo de 2009 un juez estadounidense de inmigración ordenó la expulsión de Francisco Oropesa Pérez-Torres, de 38 años, y que un día después fue deportado a México.
Más tarde, "en una fecha y desde una localización desconocida", Oropesa volvió a entrar a EE.UU. y fue detenido y deportado "varias veces" por el ICE en septiembre de 2009, enero de 2012 y julio de 2016.
Además, la fuente agregó que el sospechoso recibió una sentencia de prisión en el condado de Montgomery, en Texas, por conducir "ebrio" en enero de 2012, aunque no precisó si finalmente fue encarcelado.
Recordó que, como consecuencia del suceso del viernes pasado, la oficina del Alguacil de Cold Spring (Texas) emitió una orden de arresto contra Oropesa por "homicidio", y que es buscado por la Oficina del Alguacil de San Jacinto, en el mismo estado, por su presunta conexión con el tiroteo.
EL FATAL ATAQUE
Las autoridades estadounidenses buscan todavía a Oropesa, quien el viernes por la noche estaba disparando en el jardín de su casa con un fusil AR-15 cuando uno de sus vecinos se le acercó y le pidió que dejara de hacer ruido porque era muy tarde y la familia, incluidos unos niños, no podía conciliar el sueño.
Oropesa respondió irrumpiendo en la vivienda de sus vecinos para dispararles en el cuello y la cabeza, como si se tratara de una "ejecución", según ha descrito la oficina del alguacil.
Dentro de la casa había diez personas y cinco perdieron la vida. Los fallecidos son Daniel Enrique Lazo, de 9 años; Sonia Argentina Guzmán, de 25 años; Diana Velásquez Alvarado, de 21; Obdulia Molina Rivera, de 31, y José Jonathan Cáceres, de 18 años.
Wilson García, superviviente de la masacre que perdió a su hijo y a su esposa, declaró este lunes ante la prensa que la escena "fue horrible" y que ahora se siente como estar muerto en vida.
Según relató, las víctimas murieron protegiendo de las balas a sus dos otros hijos, de un año y medio y de un mes, respectivamente. García tuvo que escapar por la ventana y el agresor fue tras él, pero no lo encontró dado que se escondió entre unos pinos.
CASA BLANCA URGE RESTRINGIR LAS ARMAS DE FUEGO
La Casa Blanca volvió a urgir este lunes al Congreso a aprobar leyes que restrinjan el uso de armas de fuego con el fin de evitar tiroteos como el ocurrido en Texas
"Aún no es tarde para salvar vidas y prevenir que ocurra un nuevo tiroteo", dijo en una rueda de prensa la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
Según la portavoz, el presidente de EE.UU., Joe Biden, cree que el Congreso debe actuar "sin retraso" para evitar que se vuelvan a producir tragedias como la de este fin de semana.
"El Congreso debe actuar. Lo que hace estas tragedias aún más desgarradoras es que está totalmente en nuestro poder evitarlas, porque de nosotros depende sacar esas armas de nuestras calles", dijo la portavoz.
Biden ha pedido repetidamente a los republicanos, que controlan la Cámara Baja de EE.UU., que se prohíban las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad, que permiten a quien porta un arma matar a un gran número de personas sin tener que detenerse a recargar balas.
Estados Unidos aprobó en 1994 un veto federal a las armas de asalto en el país, pero en 2004 expiró sin que el Congreso lo renovara.