Genaro Arriagada: "La gente fue conducida a creer que el problema de una Constitución es asegurar la felicidad"

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Autor: Cooperativa.cl

"Yo soy partidario de que se reconozcan derechos, pero lo importante es limitar el poder", afirmó el exministro en Cooperativa.

Opinó que la propuesta del Consejo debe rescatar elementos de la pasada Convención, como la descentralización y la mayor igualdad entre hombres y mujeres, si no quiere terminar en un nuevo fracaso.

El cientista político comentó en Lo Que Queda del Día su nuevo libro, "La Constitución y los límites del poder. Cómo instalar una democracia fuerte y eficaz".

"Yo soy partidario de que se reconozcan derechos, pero lo importante es limitar el poder".

De esta manera resume el exministro Genaro Arriagada el objetivo fundamental de las constituciones, tema que aborda en detalle en su último libro, de reciente publicación: "La Constitución y los límites del poder. Cómo instalar una democracia fuerte y eficaz"

En conversación con Lo Que Queda del Día, el histórico militante DC -hoy independiente- explicó que lo escribió motivado por la constatación de que "el debate constitucional se empobreció mucho en Chile, porque se transformó en una discusión sobre derechos".

"La gente fue conducida por líderes de opinión -que, a mi juicio, se equivocaron- a creer que el problema de una Constitución era asegurar la felicidad de las personas... 'Vamos estableciendo el derecho a la vivienda, el derecho a la salud, el derecho de los seres sintientes'... Yo creo que eso no es una Constitución. Una Constitución es un intento de limitar el poder para hacerlo más humano y compatible con los derechos de las personas", argumentó.

Para el cientista político, "es bueno que haya un número importante de derechos establecidos en la Constitución, (...) que haya ciertos principios que conquistar, pero si le ponemos muchos principios, pasa aquello de que cuando se tienen 20 prioridades, no se tiene ninguna".

"En esto hay que ser cauto: yo soy partidario de que se reconozcan derechos, pero no de poner el reconocimiento de derechos en el centro de la Constitución. (...) Lo importante es limitar el poder, porque el poder es muy peligroso", enfatizó.

"Una Constitución no es una gran épica, es un mundo más bien gris, porque uno quiere someter al gobernante a ciertas reglas que no puede atropellar: respeto al Parlamento, al Poder Judicial, a un tribunal constitucional. En consecuencia, éste es un trabajo difícil, técnico, pero imprescindible, y lo que yo trato de hacer en el libro es que el lector pueda formarse una idea de qué es lo que estamos discutiendo", explicó.

EL RIESGO DE LA "PASIÓN" EN EL NUEVO CONSEJO

Consultado sobre el proceso constituyente en curso, el académico enfatizó que el recientemente instalado Consejo debe recoger los elementos positivos de la pasada Convención si no quiere concluir con un fracaso similar en las urnas.

"Si este nuevo proyecto de Constitución no recoge algunas cosas que estaban en la Convención Constitucional, la gente va a decir: 'Señores, ustedes se sobreactuaron, porque nosotros no queremos una Constitución donde se atropellen los derechos de los pueblos originarios, los derechos de las mujeres y se conduzca a un mayor centralismo'. (Si es así), entonces la gente va a decir: 'Yo por esta Constitución no voto'", advirtió.

"Yo creo, sinceramente, que uno no debe dejarse llevar por la pasión (de los resultados electorales). Yo voté (en septiembre) por el Rechazo, pero señalé -como señalaron varios: el Presidente Frei, el Presidente Lagos- que en la Convención pasada, que terminó mal, con el proyecto rechazado, había ciertas cosas que no podemos olvidar. Por ejemplo, había un reconocimiento de los derechos de las mujeres, de una mayor igualdad; había reconocimiento de que el Estado chileno era demasiado centralizado", y esos aspectos deben ser recogidos en el nuevo texto, sostuvo.