Doctor O'Ryan dio las claves para enfrentar virus respiratorios en lactantes y niños
El infectólogo insistió en Cooperativa que "hay que proteger al niño pequeño, especialmente menor de tres meses".
Llamó a consultar sólo si la guagua -sin tener fiebre- presenta respiración agitada, está irritable y cansada.
El facultativo recomendó aislar a los bebés menores de un año entre junio y julio, y que sus hermanos mayores usen mascarilla y eviten las reuniones masivas.
El decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Miguel O'Ryan, detalló en Cooperativa lo que hay que saber respecto a la propagación de virus respiratorios entre niños, y cuándo corresponde acudir a la red asistencial.
En Una Nueva Mañana, el infectólogo reafirmó que "hay que proteger al niño pequeño, especialmente menor de tres meses, también al menor de seis y de un año con infecciones graves por sincicial, que tienden a ocurrir menos".
En esa línea, apuntó que el resguardo "en menores de tres meses es más importante, especialmente si tienen cardiopatías, problemas pulmonares o han sido prematuros. Generalmente a ellos se les da el anticuerpo monoclonal para protegerlos" conocido como Palivisumab, fármaco que si bien es cubierto por la Ley Ricarte Soto, "es imperfecto".
"Hay que administrarlo cada tres meses y tiene un costo sideral, estamos hablando de millones por dosis, y hay que repetirla cuatro veces. Entonces es impracticable pensar que se le va a administrar a todo niño", precisó.
A la vez, sostuvo que "hay entre cinco y siete virus dando vuelta", y entre los mayores de un año, "el 99,9% va a sobrellevar eso bien, y sólo unos poquitos van a requerir apoyo".
LAS PRECAUCIONES
En este escenario de alta contagiosidad, el facultativo enfatizó que "los menores de un año y especialmente menores de seis meses deben tratar de quedarse en sus casas y no salir. Esa es la recomendación más importante (...) y ojalá que entre poca gente ni personas que estén con cuadros respiratorios", y que quienes ingresen limiten lo más posible el contacto con ellos.
O'Ryan especificó que "hay que evitar llevarlos a lugares donde hay aglomeraciones, pero pueden salir perfectamente al aire libre. Esto durante junio y buena parte de julio; después la cosa empezará a ceder".
Respecto al riesgo de contagio por parte de niños mayores, "creo que estamos todos de acuerdo en que volver a la mascarilla traumas causa, pero durante un periodo acotado en los colegios es razonable para evitar lo más que podamos que los niños se infecten y lleven los virus a las casas". Asimismo, instó a "evitar en lo posible por este periodo las reuniones masivas, los cumpleaños de 10, 20 o 30 niños, especialmente si ellos tienen hermanos chiquitos en la casa".
Finalmente, remarcó que "vale la pena si no se ha vacunado que logre hacerlo contra el virus de influenza para protegerse a sí mismo y ayudar a toda la sociedad a protegernos contra lo que viene, que es el segundo peak de este virus".
LOS SÍNTOMAS
En cuanto a la sintomatología, el médico recordó que mientras más pequeños sean los bebés, "sus vías respiratorias son más chiquitas, el virus inflama, y al hacerlo, no permite el paso de aire suficiente, y la guagüita empieza a esforzarse mucho para que pase. Ahí es donde corre el riesgo de agotarse y tener una insuficiencia respiratoria, y eso es lo que hay que tratar de evitar".
Un signo clave de la posibilidad de esta condición es la respiración agitada, especialmente al no tener fiebre o una vez que la misma baja: en ese contexto, si la guagua también "rechaza la mamadera, llora en exceso como si estuviera irritada, o se nota muy cansadita y se tiende a quedar dormida, esos son motivos para consultar".
"Obviamente si eso avanza, donde empieza a tener dificultad para que entre el aire, (por ejemplo) ya no sólo respira rápido, sino que se le empiezan a hundir las costillas porque hace mucha fuerza muscular, o si la piel empieza a cambiar un poquito de color, alrededor del labio se pone un poco violáceo, significa que le está faltando algo de oxígeno, y hay que consultar de todas maneras", agregó.
Sobre los niños mayores de un año, O'Ryan llamó a los padres a acudir a los centros de salud sólo una vez que presencian signos de alerta como "decaimiento importante, irritabilidad, retracciones al respirar y falla en alimentación".
Además, aclaró que si presentan cuadros graves por infecciones respiratorias, generalmente "están desarrollando una neumonía -bacteriana en la mayoría de las veces", la que suele presentarse "al cuarto o quinto día, cuando la fiebre vuelve a subir a 39° o 39,5°, el niño se decae y empieza a tener quejidos al respirar o una tos quejumbrosa. Solamente en esa situación va a requerir antibióticos, no antes".