La reflexión de Isabel Allende Bussi, a 50 años del golpe militar
La hija del derrocado Presidente Allende conversó con Cooperativa, ad portas de un nuevo aniversario del golpe militar.
Ad portas de la conmemoración de los 50 años del golpe militar de 1973, Cooperativa lleva a cabo un ciclo de entrevistas y el desarrollo del podcast Crónicas del 11, buscando generar un reflexión sobre el quiebre de la democracia y los 17 años de dictadura, marcados por la violación sistemática de los derechos humanos.
En esta ocasión, las periodistas Verónica Franco y Paula Molina conversaron con Isabel Allende Bussi, senadora socialista e hija del derrocado Presidente Salvador Allende.
Un aniversario doloroso
- Paula Molina: Usted ha pasado por muchos 11 de septiembre, ¿cómo ha visto este 11 de septiembre en 2023?
He pasado algunos 11 muy tristes, otros con gran cariño, afecto, abrazos de gente muy cariñosa fuera de Chile, donde hay un reconocimiento tan, tan importante, yo diría casi universal al presidente Allende, que se vuelve un referente.
Pero en fin ¿cómo lo vivo estos 50 años? Con bastante dolor, porque en lugar de ver que seguimos madurando como sociedad y avanzamos, siento que estamos retrocediendo.
Creo que el no haber tenido la capacidad, todas las fuerzas políticas -hasta ahora por lo menos- de... suscribir una suerte de carta por la democracia en la cual todas las fuerzas políticas nos comprometemos a que nunca más se puede romper, quebrar la democracia; por grave que sea la circunstancia, por polarizada que esté la sociedad, por crispado que estemos, en fin, por lo que sea, o divididos, no se puede romper con la democracia...
No basta solo con condenar las violaciones a los derechos humanos, que creo que en el caso de Chile muchos tardaron mucho tiempo, y algunas incluso todavía parecieran ni siquiera querer aceptarlo, sino que es no romper la democracia. Yo creo que ese es el parte de agua, esa era la intención del presidente Boric, y me duele que no tengamos esa capacidad.
En ese sentido siento que estamos retrocediendo, involucionando en lugar de entender cómo es nuestro espacio y nuestro límite de acción y cómo la democracia que siempre, siempre hay que cuidarla, hay que siempre protegerla, en el sentido de profundizarla, pero siempre cuidarla, porque por supuesto siempre puede haber tentaciones, pero no tener esa capacidad es doloroso y creo que muestra un retroceso,
Un compromiso por la democracia
- Paula Molina: ¿Hubo algunos momentos en estos 50 años en los cuales sintió que estaba más cerca ese punto de condena completa o total al golpe de estado, al quiebre de la democracia?
Ha habido distintas etapas y procesos... a los 30 años por primera vez sentí que muchas televisiones abiertas comenzaban a dar programas, archivos, a sacar documentación que no se había visto. A los 40 años Piñera es capaz de decir "los cómplices pasivos".
Puede que haya gente joven, que nunca vivió el periodo de la Unidad Popular, que nació en democracia y que no ha sabido valorar el dolor, la profundidad de ese quiebre y las consecuencias gravísimas que hubo, los crímenes de lesa humanidad.
O bien hay gente que a pesar de todo, quiere todavía no darse cuenta que hay límites, que es un crimen... deberíamos tener una sola voz en este sentido.
Y siento que hay algunos parlamentarios que ya no son nada tan chiquititos, por lo tanto, pudieron perfectamente haberse dado cuenta, que justifican o creen que era necesario, y eso es doloroso.
Lo importante, cuando hablo de este compromiso por la democracia no significa por favor tener una historia única. Eso es absurdo, las excusas que dan son absurdas. Nadie pretende, ni nadie pretendió aquello, yo creo que el Presidente Boric tampoco, no tiene sentido.
Lo que sí tiene sentido, es que seamos capaces de tener ese mínimo común civilizatorio, y no somos capaces en los 50 años.
Polarización antes y ahora
- Verónica Franco: Hay quienes ven con preocupación la polarización actual, ¿estamos de alguna manera cerca de la polarización que se vivió a principios de los 70' o estamos muy lejos de eso todavía?
No, yo no creo que estemos en el nivel del 70', porque es imposible olvidar que en el 70' estábamos en plena Guerra Fría, teníamos un conflicto muy serio. Recuerde lo que era el contexto mundial... No es éste el ambiente, es distinto. Había muchas intervenciones militares y desde luego la tremenda intervención norteamericana....
Creo que estamos en un ambiente bastante crispado... pero en ningún caso llegamos a eso, para nada. No, y yo creo que tarde o temprano, la gente nuestra termina siempre teniendo una cierta sensatez. Estoy segura que tarde o temprano la gente también empieza a sentir "mira qué importante es el acuerdo"... espero, o quiero confiar, en que finalmente este nivel de polarización que estamos viviendo, en nada se asemeja a lo que vivimos en el 73'.
Quiebre moral y violencia política
- Paula Molina: ¿Cree que falta más debate respecto no solo cómo el país llegó a quebrarse políticamente, sino al quiebre moral que representa que unas personas torturen y asesinen a las otras por motivos políticos?
La verdad es que absolutamente sí. Yo todavía no termino de poder internalizar cómo se pudo haber llegado a eso...
Quemados, desaparecidos, degollados, restos que se tratan de hacer desaparecer para que ni siquiera el familiar pueda acceder aquello... y es muy doloroso porque efectivamente en eso sí se ha avanzado poco y es difícil tener una respuesta. Yo sí me preguntan, no la puedo tener, no tengo explicación para comprender cómo se puede llegar a aquello.
Puedo entender que una sociedad efectivamente se polarice, puedo entender que se divida, puedo entender que, más allá de adversarios, nos tratamos como enemigos, puedo entender el fracaso de los dirigentes políticos de no haber podido llegar a un acuerdo, incluso cuando creo que mi padre hasta el final intenta incluso los diálogos con la Democracia Cristiana, incluso habla de la posibilidad de un referéndum... en fin, tratando de encontrar una solución y no se pudo...
Pero, de verdad es una pregunta que uno no tiene una respuesta, sino simplemente cómo se puede llegar a ese extremo... Solo sé que se constata que sí, el ser humano es capaz de llegar a aquello y que sí hubo una tremenda responsabilidad de estos civiles que llamaron a las Fuerzas Armadas, que impulsaron a las Fuerzas Armadas, que acompañaron a las Fuerzas Armadas y que en general en los juicios se han lavado bastante las manos, han pasado bastante más desapercibidos.
Por eso en los 40 años la mención de Piñera tuvo tanta repercusión, porque era primera vez que una autoridad máxima del gobierno se refería directamente a aquello.
Últimos momentos de Allende
- Verónica Franco: Su padre, el Presidente Allende ¿sabía que se venía un golpe de estado? ¿O esa mañana del 11 todavía confiaba en que hubiese algunos uniformados leales a la Constitución y a la democracia?
Mire yo no soy capaz de decirlo al 100% y con certeza, porque no hubo oportunidad de hablar tanto en La Moneda, en ese momento. Pero lo que se ha sabido y los testimonios están ahí, el libro de Carlos Jorquera y otros, es que preguntó por Pinochet en ese momento ¿qué habrá pasado con Pinochet? O sea, en su primer momento pensó que iba a ser leal, que lo había demostrado. Además que era un obsecuente hasta 48 horas antes.
Así que por ese lado yo pienso que él en ese momento no pensó, o no creyó, o no se imaginó a lo mejor de que esto iba a ser y que iba a incluir prácticamente a la totalidad de las Fuerzas Armadas y la brutalidad con lo que se hizo, que lo demuestra el bombardeo de Tomás Moro, el bombardeo de La Moneda, y bueno las consecuencias que después vimos, era inmediatamente como demostrar que esto iba a ser, no un golpe más, sino que la totalidad las Fuerzas Armadas involucrada y aquellos que se atreviesen a no estar de acuerdo fueron borrados, en el sentido que los dieron de baja o tuvieron accidentes raros, pero las pocas voces probablemente, desaparecieron.
Yo creo que mi padre sabía que la situación era muy tensa, sino no habría hecho hasta el final ese intento de diálogo, como decía acompañado por el Cardenal Silva Henríquez, que no prosperó lamentablemente, era un intento de evitar.
Yo creo que él era uno de los que tenía más claro que si ocurría algo iba a ser muy prolongado y probablemente muy sangriento. Pero que se imaginara que iba a tener la brutalidad que tuvo, o el nivel que tuvo, o la totalidad de las ramas incluidas, no lo sé. No sería capaz de decir si él pudo percibir a ese nivel, a esa profundidad
Últimos momentos con su padre
- Verónica Franco: ¿Cómo recuerda usted el inicio de la mañana del 11 de septiembre de 1973?
Ay... Usted sabe que yo había llegado de México el domingo 9, el 10 fui a cenar a la casa de mi padre, y el 11 me despertó una llamada temprano de Patricia informando que mi padre se había ido a La Moneda, así que logré llegar allá.
Para mí haber estado en La Moneda esas dos horas, o un poco más, como que me ha ayudado tremendamente en mi vida.
Me ha ayudado a desarrollar todo, porque sentí que a lo menos había logrado llegar, que había estado con mi padre, que había podido acompañarlo, que estaba con las otras personas y hasta el día de hoy me emociono cuando pienso en todos esos asesores que llegaron por compromiso, por afecto, por querer estar ahí. Mi padre les pidió que abandonaran, que se fueran, que no quería muertes inútiles, que no era gente que usara armas, que no sabían, que no tenían entrenamiento, y sin embargo se quedaron. Y eso es muy emocionante, es muy emocionante y a mí eso me ayudó muchísimo...
Haber estado con mi padre fue muy importante y siento que vi a una persona que estaba preocupada por esas personas, que quería que se salvaran. Ninguno de ellos se salió, quisieron quedarse. Y al mismo tiempo una persona que estaba con una decisión de resistir, que lo demostró, es más, desde las 7:30 de la mañana que llegó hasta pasada las 12 del día digamos, una resistencia y al final decide, en un gesto de una dignidad que es reconocido universalmente, que prefiere sacrificar su vida, pero no se iba a rendir y no iba a aceptar humillaciones, porque ese era el lugar de los presidentes y él tenía que demostrar la traición, y solamente el castigo moral, era digamos lo que había que hacer.
Una conmemoración solemne
- Paula Molina: ¿Cómo va a vivir este 11? ¿Cómo se conmemora un momento fuerte en la historia del país, pero también de su familia?
Es muy, muy fuerte efectivamente. Hay harto dolor y emociones de por medio, pero de alguna manera eso también, a veces lo he vivido fuera, como usted dijo, otras veces aquí en Chile, y en este caso por supuesto vamos a estar en Chile, me parece importante porque son 50 años y yo creo que el gobierno y es muy importante de sacarlo, yo no sé dónde salió esa información que ahora entiendo que iban a hacer el desmentido, porque francamente, era completamente falso, una cosa que salió antes: nunca hemos pedido que sea una ceremonia austera, para nada.
Nosotros creemos que la ceremonia debe ser muy solemne, porque los ojos del mundo van a estar puestos, son 50 años y Salvador Allende muere en La Moneda y muere en ese gesto que la gente ha sabido valorar y admirar, esa es la verdad...
... Solemne no tiene nada que ver con austeridad, solemne es porque es en sí mismo, el acto en sí a los 50 años en La Moneda, por supuesto que tiene que ser y no sé de dónde sacaron eso, pero lo desmiento absolutamente porque no tiene ningún sentido.
Respeto y reconocimiento eternos
- Paula Molina: También hubo en dictadura gestos de nobleza, gestos que por ejemplo le permitieron encontrar refugio, personas que presentaron acciones judiciales aun cuando parecían sin ninguna esperanza. O quienes apoyaron a otras personas perseguidas ¿cuánto de esos gestos recuerda usted también en un momento como el 11 de septiembre?
Por supuesto, mire hasta el día de hoy y de hecho en todo el mundo recibimos solidaridad. Pero en Chile, mi mayor admiración en Chile es a aquellos que fueron capaces de abrir sus casas, de apoyar a gente que era perseguida, de ayudar a aquellos que se estaban escondiendo, que pasaron a clandestinidad o los primeros abogados que empezaron a hacer los recursos de amparo, que por supuesto eran desechados, pero que se la jugaron a través de las distintas instancias, la Vicaría de la Solidaridad y otras, o sea todo, todo mi respeto, mi reconocimiento y mi admiración tanto en el mundo internacional, pero también en Chile, sobre todo en Chile, por lo que se jugaban esa gente digamos, arriesgando su vida a cada segundo, para ayudar a aquellos que se quedaron acá y qué hicieron su resistencia en Chile.
...nosotros recorrimos el mundo durante casi durante 15 años, era impresionante, en los lugares más increíbles, en la India, en Japón, en las islas Fiyi, en media Europa, o sea, de verdad Salvador Allende era un referente universal y la gente, los comités, y el acoger y abrir las puertas y permitir que tanta gente pueda rehacer su vida... es algo que no se podrá olvidar nunca.