Con homenaje a Sergio Bitar, Instituto Confucio Santo Tomás celebró sus 16 años
El exministro de Educación abrió las puertas en el país sudamericano a la enseñanza del idioma chino.
El Instituto Confucio de la Universidad Santo Tomás de Chile celebró este martes su decimosexto aniversario, con un homenaje al exministro de Educación chileno Sergio Bitar, quien abrió las puertas en el país sudamericano a la enseñanza del idioma chino.
En la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Centro para la Enseñanza de Idiomas y Cooperación (CLEC, siglas en inglés), en el casco histórico de Santiago, se realizó una ceremonia que reunió a diversas autoridades políticas y culturales de ambos países.
El exministro de Educación (2003-2005) Sergio Bitar señaló tras ser reconocido por su aporte a la enseñanza del chino en Chile que no imaginaban en 2004 que los cursos podían llegar a ser virtuales, como lo son ahora.
"Ahora quiero dejar planteada la pregunta de cómo lo vamos a hacer con inteligencia virtual. Son desafíos tecnológicos enormes para la relación y la globalización", indicó.
CASI 15 MIL ALUMNOS EN 16 AÑOS
En 2004, en el contexto del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), el Ministerio de Educación chileno firmó un Memorándum de Entendimiento con China, con el cual se inició la enseñanza del chino en establecimientos de enseñanza media públicos.
En tanto, el director ejecutivo de la CLEC, Roberto Lafontaine, aseveró en la instancia que el Instituto Confucio partió en 2007 como idea innovadora.
"Pensando en lograr que los chilenos en una universidad como la (de) Santo Tomás, que está desde Arica hasta Puerto Montt, más sus carreras técnicas hasta Punta Arenas tuvieran la oportunidad de aprender el chino mandarín", dijo.
Lafontaine destacó que durante estos años han tenido casi 15.000 alumnos y en las actividades culturales han participado casi medio millón de personas.
"Esa misma visión que se tuvo hace 16 años atrás la había tenido anteriormente don Sergio Bitar cuando firmó los primeros convenios del Ministerio de Educación para enseñar el chino mandarín en los colegios y liceos públicos en Chile", explicó al destacar que estos convenios fueron renovados hace un mes.
A su vez, la rectora de la Universidad Santo Tomás, Claudia Peirano, dijo que los 16 años dan cuenta de un largo trabajo de colaboración y de confianza con la Universidad de Anhui de China, con quien firmaron una alianza que permitió la creación del primer Instituto Confucio en Chile.
"Y también el fuerte compromiso que tiene nuestra institución con el intercambio cultural con el mundo chino", dijo.
LA RELACIÓN CHINA-CHILE
Por su parte, el embajador de China en Chile, Niu Qingbao, destacó el trabajo mancomunado entre ambos países y el esfuerzo y dedicación del Instituto Confucio de la Universidad Santo Tomás que ha logrado "mucho éxito y satisfacciones".
En la ceremonia se realizó la conferencia "China y el conocimiento: Base para el desarrollo sin parangón de la nueva potencia en el siglo XXI" dictada por el ex ministro consejero económico y comercial en Beijing de Chile, Andreas Pierotic.
"No hay otra potencia en el mundo que haya logrado desarrollar tanto conocimiento científico en tan pocos años como en China y eso es una realidad", explicó.
El también abogado subrayó que "ahora se habla mucho de que China está deteniéndose, de que la economía no está avanzando, pero la economía china está creciendo sobre una base muchísimo más grande que la de los años 90".
"Chile no ha estado en la historia de China y China no ha estado en nuestra historia y eso que podría parecer una desventaja creo que ahora es una ventaja", dijo.
Agregó que América Latina y China comparten una característica común: "ambas somos zonas de paz. Y esa es una muy buena base para trabajar", indicó Pierotic en su conferencia.
En la ceremonia también se presentó la exposición de pinturas "Cuevas de Mogao", a cargo de la artista plástica chilena Isabel Vega.
La artista explicó que vio una réplica de estas cuevas montada en una exhibición en un museo de Estados Unidos con los murales pintados en su interior.
"Al entrar y ver esas preciosas pinturas quedé maravillada, no solo por su belleza, sino también porque me sorprendió la semejanza que había entre la simbología budista y la simbología del mundo cristiano", indicó la artista y precisó que desde ese día comenzó a estudiar las Cuevas de Mogao.