Movilidad de Talento, clave para la innovación y transferencia de tecnología

Por: Hernán Araneda, gerente general Fundación Chile

Recientemente 20 jóvenes talentos chilenos fueron becados por el programa de intercambio "New Energy Talents", impulsado por la Fundación Encuentros del Futuro y con apoyo del fondo "We Share" de la empresa Tianqi Lithium, uno de los inversores internacionales más importantes en la industria del litio en Chile.

Durante un mes participaron de actividades organizadas por la Fundación de Intercambio Científico Internacional de China y la Universidad de Sichuan, en cursos ligados a la distribución y desarrollo de los recursos de salares en el mundo, a la protección ecológica de estos, a las soluciones medioambientales y sociales para la industria del litio y a la experiencia de China en la extracción de este mineral.

El compromiso de la empresa por becar a estos jóvenes talentos, apareció como una oferta para que conocieran experiencias sustentables y de mayor valor agregado en la industria, con el propósito de que los profesionales empujen sectores productivos claves para el país, con un nivel de formación más especializada y con conocimientos en procesos que incorporan las variables de la sustentabilidad.

Hace algún tiempo, el economista de la Universidad de Harvard, Ricardo Hausmann, señaló que un mecanismo altamente efectivo para promover la innovación, la transferencia tecnológica y, en suma, contribuir a avanzar a una economía de mayor complejidad, es la movilización de capital humano. La rotación de talento entre empresas, sectores y distintas geografías del planeta, es parte del proceso de formación de capital humano, entendido no solamente como las habilidades y conocimientos de una persona, sino también lo que se refiere a sus experiencias y la red de relaciones y conexiones que puede poner en valor en su trabajo.

¿Cómo facilitan la transferencia tecnológica y la innovación esta movilidad de talento? Profesionales especializados que se insertan en economías complejas, con redes de conocimiento densas y alta especialización, establecen conexiones con potencial de generar oportunidades de negocios, pero también de transferir al país prácticas que pueden enriquecer la estructura productiva local, facilitar acuerdos, y construir oportunidades de colaboración.

Chile, como dice Hausmann, no saca buena nota en esta materia. Nuestros estudiantes de postgrado en el extranjero, por ejemplo, retornan al país demasiado pronto en vez de insertarse -al menos temporalmente- en redes globales de trabajo. A eso se suma que no estimulamos que esos estudiantes se inserten o reinserten laboralmente en la industria (solo el 7% lo hace, según cifras oficiales) y conecten su vocación de investigación con desafíos de innovación e investigación aplicada centrada en problemas reales de la industria o sectores.

Ya es un lugar común que Chile tiene una oportunidad extraordinaria para jugar un rol de liderazgo global en materias de cambio climático. Pero necesitamos acelerar la generación de investigación aplicada orientada a soluciones, a estimular el desarrollo de talento especializado y emprendimientos de base científico-tecnológica, así como modelos de innovación abierta y colaboración radical a nivel local y global.

Fundación Chile aspira a colaborar en este desafío de conectar talento local y global, construir colaboración entre diversos actores, ofrecer plataformas habilitadoras que traccionen esfuerzos de investigación para contribuir, así, al desarrollo sostenible del país.