Las energías renovables de China allanan el camino para un gran crecimiento económico
El año pasado, la energía limpia representó el 40 por ciento del crecimiento económico del país.
Por Djoomart Otorbaev, CGTN
Durante siglos, no se puede exagerar la importancia de la coexistencia armoniosa entre los seres humanos y el medio ambiente, ya que ha otorgado a las naciones una gestión sostenible de los recursos y una mayor resiliencia a los desastres naturales, lo que en última instancia ha dado lugar a su bienestar general y prosperidad a largo plazo.
El desarrollo de las energías renovables tiene importantes impactos ambientales y sociales y también ha mostrado beneficios económicos directos y consecuentes.
Como pionera en las políticas de conservación de los recursos y protección del medio ambiente, China ha dado pasos significativos en el desarrollo sostenible. Siendo la nación en desarrollo más grande del mundo, China es crucial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para 2030.
El año pasado, la energía limpia representó el 40 por ciento del crecimiento económico del país. En 2023, el producto interno bruto de China recibió una contribución récord de 11,4 billones de yuanes (1,6 billones de dólares) de la economía limpia, lo que marcó un aumento del 30% con respecto al año anterior. El crecimiento y la inversión fueron impulsados principalmente por la energía solar, la producción de paneles, vehículos eléctricos y baterías.
El gobierno chino ha implementado sistemáticamente medidas cruciales para facilitar un acceso más suave a los mercados de capital y el crédito para las empresas fabricantes de tecnología limpia. Un aspecto digno de mención fue que las empresas privadas comenzaron a unirse a este sector económico. Este hecho notable pone de relieve una tendencia positiva a la transformación de la economía nacional. Al gestionar eficazmente los procesos de producción y organizar cadenas de suministro sostenibles, el sector privado podrá servir mucho mejor a los mercados nacionales e internacionales.
El auge de la inversión en tecnología limpia ha revitalizado el ahora famoso modelo de inversión a gran escala de China. Según todos los relatos, esta zona seguirá creciendo constantemente durante muchos años.
En los últimos años, China ha logrado avances significativos en el avance de las tecnologías de energía limpia, invirtiendo fuertemente en tecnología moderna y producción. En la cumbre de la COP28 de la ONU celebrada en diciembre, Pekín y más de 120 países anunciaron pronto su ambicioso objetivo de triplicar su capacidad de producción de componentes de energía renovable. Se espera que esta medida refuerce nuevos esfuerzos para desarrollar y financiar proyectos de energía limpia en el país y en el extranjero, impactando positivamente a la humanidad y el planeta.
El desarrollo y la utilización por el país de tecnologías avanzadas en los componentes de fabricación para la energía limpia han dado lugar a una caída significativa y rápida de los precios mundiales. En un solo año, el costo de los paneles solares disminuyó en un 42 por ciento sin precedentes. Los precios de las baterías también cayieron un 50 por ciento.
China está redirigiendo sus inversiones hacia la fabricación de tecnología limpia. Este logro histórico marca una nueva era de crecimiento, presentando vastas oportunidades para los inversores y las empresas. Como segunda economía más grande del mundo, es hora de capitalizar su potencial para generar, conservar y utilizar energía limpia.
China se ha comprometido a alcanzar el pico de emisiones de carbono antes de 2030 y lograr la neutralidad del carbono para 2060. Este compromiso ha ayudado a movilizar las instituciones estatales, impulsar la confianza de las empresas, elevar las expectativas del público y servir como una decisión política crítica para expandir y acelerar los esfuerzos de desarrollo ecológico.
Se podría argumentar que los factores políticos, económicos, ambientales y publicitarios que alientan el rápido desarrollo de la energía limpia se interruden con un aumento de la demanda impulsado por las fuerzas del mercado, la reducción de los costos y el aumento de la competitividad de las tecnologías bajas en carbono en comparación con los combustibles fósiles.
Gracias a las medidas audaces y decisivas para recalibrar las políticas económicas, el país ha experimentado una transición oportuna hacia un modelo de desarrollo económico centrado en la inversión en energía limpia. La eficacia del modelo de gobernanza de China, que prioriza la planificación a largo plazo y la unidad de la nación en el logro de objetivos cruciales de desarrollo, ha demostrado una vez más su eficiencia.