El papa afirma que rechazar a los migrantes es un "pecado grave"

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EFE

Francisco sostuvo que el Mar Mediterráneo "se ha convertido en un cementerio", y que los fallecidos en sus aguas "podrían haberse salvado".

Afirmó que la problemática no se resuelve "mediante leyes más restrictivas (o) la militarización de las fronteras", sino que facilitando "el refugio a quienes huyen de la guerra".

 EFE (referencial)

El pontífice les pidió a los fieles unir sus fuerzas "para que los mares y los desiertos no sean cementerios, sino espacios donde Dios pueda abrir caminos de libertad y fraternidad".

El papa Francisco afirmó este miércoles que, ante el drama de la migración, no sirven "leyes más restrictivas" o "la militarización de las fronteras", puesto que -a su parecer- rechazar a los migrantes "es un pecado grave".

Durante la catequesis de la audiencia general, Francisco reflexionó sobre los migrantes y "las rutas migratorias actuales" que, "para muchas personas, son mortales".

Recordó que el Mediterráneo "se ha convertido en un cementerio" y que "estos muertos, podrían haberse salvado"."Hay que decirlo claramente: hay quienes trabajan sistemáticamente por todos los medios para repeler a los migrantes. Y esto, cuando se hace con conciencia y con responsabilidad, es un pecado grave", aseveró.

Agregó que también "algunos desiertos, por desgracia, se convierten en cementerios de migrantes", y condenó que "tampoco aquí se trata de muertes naturales. No. A veces los llevan al desierto y los abandonan allí".

"Hombres, mujeres y niños migrantes"

"En la era de los satélites y de los drones, hay hombres, mujeres y niños migrantes que nadie debe ver. Sólo Dios los ve y escucha su clamor", añadió y recordó la terrible foto de Fati y de Marie, su hija única de 6 años, muertas en el desierto de Túnez.

"Hermanos y hermanas, en una cosa podemos estar todos de acuerdo: en esos mares y desiertos mortíferos, los migrantes de hoy no deberían estar. Pero no es mediante leyes más restrictivas, no es mediante la militarización de las fronteras, no es mediante rechazos como lo conseguiremos", destacó Francisco.

Y abogó por ampliar "las rutas de acceso seguras y legales para los migrantes, facilitando el refugio a quienes huyen de la guerra, la violencia, la persecución y diversas calamidades".

"Lo conseguiremos fomentando por todos los medios una gobernanza mundial de la migración basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad. Y aunando esfuerzos para combatir el tráfico de seres humanos para detener a los traficantes criminales que se aprovechan sin piedad de la miseria ajena", añadió.

"Esfuerzos de buenos samaritanos"

El papa también alabó "los esfuerzos de tantos buenos samaritanos, que hacen todo lo posible por rescatar y salvar a los migrantes heridos y abandonados en las rutas de la esperanza desesperada, en los cinco continentes", como las ONG de rescate en el Mediterráneo.

"Estos hombres y mujeres valientes son signo de una humanidad que no se deja contagiar por la malvada cultura de la indiferencia y el descarte. Y quienes no pueden estar como ellos en primera línea, no están excluidos de esta lucha por la civilización: hay muchas formas de contribuir, ante todo la oración", señaló.

En la instancia, el pontífice preguntó a los fieles si también rezan por los migrantes, y les pidió unir sus fuerzas "para que los mares y los desiertos no sean cementerios, sino espacios donde Dios pueda abrir caminos de libertad y fraternidad".