Símbolo del poder en China: La construcción del Gran Salón del Pueblo en diez meses

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- Periodista Digital:
Fabián Pizarro

A propósito de la conmemoración de los 75 años de la República Popular China, te contaremos la historia de cómo, en tiempo récord, se construyó uno de los edificios más emblemáticos de Beijing.

A comienzos de septiembre de 1958, una treintena de arquitectos chinos de primer nivel recibieron la misma carta urgente del gobierno municipal de Pekín: Debían viajar de inmediato a la capital China.

No se les informó el propósito del viaje hasta que llegaron. ¿Cuál era? Diseñar, en el menor tiempo posible, un salón para el pueblo chino. Si el trabajo ya parecía una tarea "Titánica", lo que vendría después, sería aún más.

En agosto de 1958, con motivo del décimo aniversario de la RPC, el Buró Político Central del PCC decidió hacer las "Diez grandes construcciones" de Pekín, de las cuales la prioritaria era el salón del pueblo.

El Estado chino fijó ciertas metas para la construcción del edificio, La primera fue que debía ser construido en el menor tiempo posible, y fijaron como plazo diez meses. Sí, leyó bien, solo diez meses, a algo que a todas luces llevaba años construir. Pero eso no fue todo. La capacidad del lugar también debía cumplir con ciertas características: debía albergar a diez mil personas reunidas y cinco mil cenando al mismo tiempo.

Si pensamos que esta solicitud fue realizada hace más de 60 años, sonaba casi como una ilusión, porque hasta el momento no existía en el mundo un salón que pudiera albergar a tanta gente. El Kremlin en la ex Unión Soviética, el palacio más grande en ese entonces, solo podía albergar a seis mil personas.

Por otra parte, el salón tenía que ser resistente y lo suficientemente seguro. Según el primer ministro Zhou Enlai, tenía que tener "una vida útil de más de 350 años". ¿Se podía lograr?

En la China de los años cincuenta, había el deseo de hacer algo grande para su patria, el siglo anterior había sido una crónica de humillación y lucha y sentían el deseo de sacudirse de ese desgraciado periodo. Les había costado sangre y esfuerzo ganar su independencia y soberanía.

El 10 de septiembre de 1958, los arquitectos más renombrados de China, entre ellos Liang Sicheng, Yang Tingbao, Zhang Kaiji y Wu Liangyong, se reunieron en Pekín para escribir la propuesta de diseño. Se hicieron en total siete borradores.

El 14 de octubre, Zhou Enlai analizó la propuesta y aprobó. El diseño había ampliado la superficie de 70 mil metros cuadrados a 170 mil. En segundo lugar, en el centro del edificio había un espacioso salón para que los visitantes descansaran o para realizar actividades ceremoniales. Se dice que fueron estas dos características las que llamaron la atención de Zhou Enlai.

Una vez que se hubo aprobado el plan general, y para poder terminar el proyecto antes de la fecha límite, era necesario hacer el diseño, conseguir los materiales y poner en marcha la construcción simultáneamente.

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Mientras los arquitectos trabajaban en el diseño, se comenzó con la demolición en la plaza Tiananmén. Los 150 mil metros cuadrados que iba a abarcar el salón según lo planificado estaban ocupados por 1.823 edificios. Por lo general, un proyecto de demolición y reubicación de esas características habría llevado por lo menos medio año o quizás uno entero. Sin embargo, los habitantes estaban tan motivados que solo llevó diez días mudarlos.

El 28 de octubre marcó el inicio de la construcción. Alrededor de 23 provincias y municipalidades proporcionaron materiales para la edificación del salón. Más de diez mil técnicos y obreros participaron en la construcción. Muchos oficiales, docentes, estudiantes y residentes locales se ofrecieron para ayudar en su tiempo libre. No recibían pago ni reconocimiento alguno, pero se sentían honrados de ofrecer su ayuda. Más tarde se supo que más de 300 mil personas se ofrecieron como voluntarias, una magnífica representación de la pasión que el pueblo chino sentía por servir a su país.

Cuando el primer ministro Zhou fue a la obra a inspeccionar el interior, propuso que el concepto para el techo fuera como "la unidad del agua y el cielo". El nuevo diseño era un domo que en la parte interior tenía una instalación de tres círculos de luminarias fluorescentes con 500 artefactos de iluminación en forma de olas. Era la unidad perfecta entre humanidad y naturaleza.

A fines de mayo de 1959, tres meses antes de la fecha límite, se comenzó a decorar el auditorio. Habitualmente, terminar una tarea de ese tipo en 100 días hubiera sido imposible. Para eso, se construyeron andamios en las que más de cuatro mil obreros podían trabajar sin interferir unos con otros.

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El 25 de julio, se estableció el Comité de Examinación y Aceptación para analizar cada parte del edificio y garantizar su seguridad y confiabilidad. En septiembre, Mao Tse-Tung fue a la obra acompañado por Wan Li, que le dijo: "Este edificio todavía no tiene nombre y el primer ministro Zhou sugirió que fuera bautizado en su nombre". "¿Cómo lo llaman ahora?", preguntó Mao. "El Gran Salón o el Gran Salón del Pueblo", respondió Wan Li. "El Gran Salón del Pueblo está bien", dijo Mao y todavía hoy se llama así.

El 10 de septiembre, el Gran Salón del Pueblo quedó terminado y se puso en funcionamiento. La construcción, que había comenzado el 28 de octubre de 1958, duró diez meses y 13 días. Desde ese momento, se ha utilizado para todas las reuniones importantes y actividades ceremoniales de la RPC y el PCCh.

Hoy el Gran Salón del Pueblo, el más grande del mundo en su tipo, se convirtió en una obra maestra arquitectónica de China y un monumento de Pekin. Este 2024 cumple 66 años, y ha sido testigo privilegiado del ascenso chino en el mundo.