Papa pidió en su mensaje navideño que "se callen las armas" en Ucrania y Gaza
Abogó para que en el país europeo "se tenga la audacia de abrir la puerta a las negociaciones", y que en la Franja cese el fuego, se liberen los rehenes y se ayude a la población extenuada por el hambre y la guerra".
El sumo pontífice también incluyó a otros países que viven momentos complejos como Siria, Líbano, Venezuela, Haití, República del Congo, Mozambique y Myanmar.
El papa Francisco pidió este miércoles en su mensaje de Navidad que callen las armas en Ucrania y se "tenga la audacia de abrir negociaciones para una paz justa" y que en Gaza "cese el fuego, que se liberen los rehenes y se ayude a la población extenuada por el hambre y la guerra".
En al balcón de la logia central de la fachada de la Basílica de San Pedro, Francisco -como suele habituar en su mensaje de Navidad- reflexionó sobre los conflictos y males que afectan al mundo ante las cerca 30.000 personas que se acercaron a la plaza de San Pedro.
"Que callen las armas en la martirizada Ucrania. Que se tenga la audacia de abrir la puerta a las negociaciones y a los gestos de diálogo y de encuentro, para llegar a una paz justa y duradera", dijo el papa.
Y continuó: "Que callen las armas en Oriente Medio. Con los ojos fijos en la cuna de Belén, dirijo mi pensamiento a las comunidades cristianas de Israel y Palestina, en particular a Gaza, donde la situación humanitaria es gravísima".
"Que cese el fuego, que se liberen los rehenes y se ayude a la población extenuada por el hambre y la guerra", añadió el pontífice sentado en una silla en el balcón de la logia central.
Y aseguró que lleva "en el corazón también a la comunidad cristiana del Líbano, sobre todo del sur; y a la de Siria, en este momento tan delicado", y animó a buscar soluciones que permitan la reconciliación nacional en Libia.
"Que se abran las puertas del diálogo y de la paz en toda la región, lacerada por el conflicto", añadió.
Mensaje a países africanos y caribeños
Francisco recordó que este martes se abrió la Puerta Santa con la que inició el Jubileo, que se celebra cada 25 años, y deseó que ayude "a reconciliarnos con nosotros mismos, entre nosotros, incluso con nuestros enemigos".
"En esta Navidad, inicio del Año jubilar, invito a todas las personas, a todos los pueblos y naciones a armarse de valor para cruzar la Puerta, a hacerse peregrinos de esperanza, a silenciar las armas y superar las divisiones".
En su mensaje, el papa también pidió "que el nacimiento del Salvador traiga un tiempo de esperanza a las familias de miles de niños que están muriendo a causa de la epidemia de sarampión en la República Democrática del Congo, así como a las poblaciones del oriente de ese país y a las de Burkina Faso, de Malí, de Níger y de Mozambique".
También pidió paz para los países del Cuerno de África y "el acceso de la población civil de Sudán a las ayudas humanitarias y poner en marcha nuevas negociaciones con el propósito de un alto el fuego".
"Que el Niño Jesús inspire a las autoridades políticas y a todas las personas de buena voluntad del continente americano, con el fin de encontrar lo antes posible soluciones eficaces en la verdad y la justicia, para promover la armonía social, en particular en Haití, Venezuela, Colombia y Nicaragua", pidió también el papa en su mensaje.
No olvidó a los habitantes de Myanmar, que, a causa de los continuos enfrentamientos armados, "padecen grandes sufrimientos y son obligados a huir de sus casas".
Recordó a los hambrientos, ancianos, desterrados, cesantes y moradores
Y deseo que "el Jubileo sea ocasión para derribar todos los muros de separación: los ideológicos, que tantas veces marcan la vida política, y los materiales, como la división que afecta desde hace ya cincuenta años a la isla de Chipre y que ha lacerado el tejido humano y social".
El papa recordó también "a todos los niños que sufren por la guerra y el hambre"; a "los ancianos, obligados muchas veces a vivir en condiciones de soledad y abandono"; a "los que han perdido la propia casa o huyen de su tierra, tratando de encontrar un refugio seguro" , "a cuantos han perdido o no encuentran trabajo" y "a los encarcelados que, a pesar de todo, siguen siendo hijos de Dios".
Francisco aprovechó también la ocasión para pedir "que el Jubileo sea la ocasión para perdonar las deudas, especialmente aquellas que gravan sobre los países más pobres".
Y concluyó deseando a todos "una serena y santa Navidad" e impartiendo la bendición "Urbi et Orbi".