- Este es un artículo de la revista China Hoy, que puedes leer completo en este enlace gracias al acuerdo con Efecto China.
María Sanhueza es una sinóloga chilena y también es responsable del periódico chileno El Ciudadano en Europa. En diálogo con China Hoy, manifiesta algunas ideas sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR).
BIEN PÚBLICO DE CALIDAD
La IFR, planteada por primera vez por el presidente Xi Jinping en 2013, llega a sus primeros diez años con numerosos frutos en su haber, además de haberse consolidado como el bien público de calidad más importante lanzado por China, y de ser acogida y compartida por el mundo.
Dentro de estos 10 años, la IFR ha mostrado un sano desarrollo que le ha permitido ir más allá de los proyectos en infraestructura, y convertirse en una propuesta integral que engloba ya sectores como el desarrollo sostenible, la ciencia y tecnología, la economía digital, la protección ecológica, la cultura, el turismo, el arte, entre otros.
En tan solo 10 años, la IFR ha logrado concretar más de 200 acuerdos de cooperación con más de 150 países y más de 30 organizaciones internacionales.
En ese sentido, Sanhueza piensa que este décimo aniversario del megaproyecto de la IFR representa un gran hito en términos del nuevo mundo en el que nos encontramos, un mundo multipolar.
"Un wendepunkt ("punto de inflexión") se diría en alemán. Un momento de viraje histórico que deja atrás de modo definitivo la era unipolar", manifestó.
Sanhueza cree que el desarrollo de la IFR surge frente a un clima de coerción que impedía construir un nuevo orden mundial, en concordancia con los desafíos actuales de nuestros tiempos y la situación geopolítica actual.
"La IFR ha sentado con ello una base de participación a nivel global bajo lógicas totalmente diferente a las del mundo unipolar, que eran unidireccionales y que solo beneficiaban a la potencia dominante y perjudicaban a la mayoría de los países, condenándolos al empobrecimiento y actuando bajo las dinámicas extractivistas heredadas de la época colonial y profundizadas durante el imperialismo", menciona.
En su opinión, la IFR representa una alternativa que no existía antes de este proyecto de desarrollo y cooperación para los países del Sur Global.
Esto, sumado a plataformas como el BRICS y el Nuevo Banco de Desarrollo, ha sentado un nuevo referente a la hora de pensar y estructurar acuerdos de cooperación internacional, al elevar la esperanza en el llamado Sur Global de que se pueda construir un nuevo orden mundial justo e igualitario en donde la base sea el beneficio mutuo y no el extractivismo unilateral.
"Todo ello en un contexto en el que las instituciones políticas internacionales, tanto en lo financiero como en lo político, pierden cada vez más credibilidad debido a las múltiples crisis que no han logrado resolver o a los conflictos militares existentes en los que no han logrado mediar como agentes de la paz", indica.
UN MEGAPROYECTO
"China invertía su superávit en estos proyectos de megainfraestructura en el marco de la construcción de la Franja y la Ruta, la que se convertiría en el proyecto de infraestructura más grande de la historia moderna", puntualiza Sanhueza.
"La IFR la posicionaría como una potencia a nivel global y líder en este tipo de iniciativas", subraya. "Por lo mismo, la IFR ha sido totalmente transformadora en cuanto a las dinámicas establecidas en la época moderna, en la que la infraestructura solía ser construida por los países desarrollados, quienes recibían los recursos de los países en desarrollo".
"Aunque estamos muy lejos de generar un nuevo orden mundial que refleje estos intereses de manera ecuánime, al menos ya existen alternativas a las instituciones internacionales predominantes", manifiesta Sanhueza. "El Sur Global es cada vez más capaz de identificarse a sí mismo y representar sus propios intereses, a pesar de la constante presión que recibe de las grandes potencias".
Un autobús de nueva energía BYD fabricado en China circula por Santiago, capital de Chile. (Foto: Xinhua)
COOPERACIÓN ENTRE CHINA Y CHILE
Los lazos económicos y comerciales entre China y los países situados a lo largo de la IFR han crecido significativamente en la última década. Hace cinco años, China y Chile firmaron un memorando de entendimiento sobre cooperación en el marco de la IFR. El comercio fluido generado por la construcción conjunta de la IFR ha hecho que la relación entre los dos países sea cada vez más estrecha.
"Nuestro país firmó hace cinco años el acuerdo para integrarse a la IFR, con lo que profundizó aún más los lazos bilaterales y nuestra orientación económica hacia China y su gran mercado, que acoge tan bien a nuestros productos estrellas (frutas, vinos y minerales), en una tendencia que corrobora la línea desarrollada en las últimas décadas", indica Sanhueza.
En su opinión, Chile siempre fue pionero a la hora de establecer relaciones de cooperación con China. Por ejemplo, fue el primer país latinoamericano en firmar un tratado de libre comercio con China.
Chile fue también el primer país de Sudamérica que estableció relaciones diplomáticas con nuestro país, así como la primera sede en la región de un Instituto Confucio, entre otros puntos de referencias que demuestran la solidez de la amistad bilateral y que se corroboró con su ingreso a la IFR.
"Podemos esperar que esta tendencia se profundice aún más durante los próximos años y, como se anunció en el aniversario de la IFR, se extienda a otras dimensiones, como la cooperación científica, el intercambio cultural, la digitalización y tantas otras líneas posibles por explorar en el marco de este intercambio", explica Sanhueza.
En su perspectiva, Chile y China no solo comparten muchas similitudes, sino que a su vez tienen economías complementarias e intereses estratégicos concordantes, por lo que hay confianza en que esta tendencia no decaiga en las próximas décadas.
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