Instructores de paracaidismo chilenos extienden alas en isla china de Hainan
"En China el paracaidismo es un deporte relativamente joven, pero ha tenido un desarrollo bien rápido", destacó Víctor Ramírez.
"En China el paracaidismo es un deporte relativamente joven, pero ha tenido un desarrollo bien rápido", destacó Víctor Ramírez.
Mientras en la mayor parte del hemisferio septentrional reina el frío del invierno en enero, la isla de Hainan, la provincia más austral de China, se baña en la calidez del sol. Gracias a este clima tan acogedor, los instructores de paracaidismo Víctor Ramírez y Nathalie Barra pueden partir todas las mañanas en helicóptero o avión desde una base ubicada en la isla para saltar desde unos 4.000 metros de altura. Sobrevuelan las interminables aguas celestes del mar para luego aterrizar suavemente bajo un colorido paracaídas en la playa.
Víctor y Nathalie provienen de Chile, y antes de dedicarse al salto deportivo eran oficinistas. Víctor era químico farmacéutico y Nathalie trabajaba en mercadotecnia para una multinacional. Por una casualidad del destino, los dos llevaron a cabo un salto juntos y se enamoraron, no solo entre ellos sino también del deporte. Y después de eso tomaron la decisión de convertirse en paracaidistas profesionales e iniciar una nueva vida como verdaderos trotamundos.
"Al igual que los instructores de esquí que buscan el invierno, nosotros buscamos el verano", explica Nathalie, y añade que los instructores de paracaidismo se mueven con mucha frecuencia y viajan por todo el mundo para encontrar el mejor sitio donde practicar su actividad. A finales de 2021, ambos fueron invitados a Hainan, donde ya llevan más de dos años trabajando. "El clima es tropical como en el Caribe, ideal para hacer saltos todo el año", celebra.
El club de deporte extremo Tarhe, donde laboran, se encuentra en la ciudad de Sanya, en el sur de la isla. Se trata de una de las primeras bases de la provincia en ser autorizadas para practicar el paracaidismo. Allí se encargan de acompañar y fotografiar a los clientes durante todo el proceso del salto.
"En China el paracaidismo es un deporte relativamente joven, pero ha tenido un desarrollo bien rápido. Los números de las personas interesadas y de los clientes han tenido un importante aumento durante los últimos tres años", comenta Víctor, y rememora que cuando llegó al país asiático apenas existían unos cuantos centros y no había entrenadores chinos. En cambio, muchas ciudades cuentan hoy con más de una base y clientes de todas las edades, desde niños hasta jubilados. Más aún, entre los 21 instructores del club Tarhe, la gran mayoría ya son de nacionalidad china.
A medida que se acerca el Año Nuevo chino, Sanya también va entrando en su temporada alta de turismo, lo que significa más trabajo para la pareja. Según Víctor, los dos realizan en promedio entre cuatro y cinco saltos diarios, e incluso llegaron a completar 25 en algún día de este período. En sus propias palabras, durante esa jornada no se detuvieron "desde las cinco de la madrugada hasta la puesta del sol".
Si bien el ritmo de trabajo es acelerado, la pareja siempre se muestra entusiasmada al comunicarse con sus clientes. Para muchos de ellos es la primavera vez que saltan desde una aeronave y Nathalie siempre trata de darles la mejor energía y tranquilidad al decirles unas palabras sencillas en chino, como "ánimo" y "bien hecho" para animarlos.
El club ha desarrollado un sistema informático para mejorar la eficiencia operativa. Desde los monitores de la base y los teléfonos móviles, los instructores pueden hacer seguimiento en tiempo real a toda la información necesaria, como la vida útil de los equipos, la programación de los turnos y los pasos de preparación necesarios. De acuerdo con Víctor, la plataforma inteligente es símbolo del alto nivel de profesionalidad que manejan.
Como un deporte emergente en China, el crecimiento del paracaidismo se ha traducido en una mayor demanda de profesionales internacionales. Según cuenta Zhang Enming, gerente general del club, la vinculación de instructores extranjeros resulta propicia para elevar el nivel técnico general de su equipo, al tiempo que lo impulsa para adaptarse a los estándares globales de seguridad y calidad de atención.
Al referirse a la vida en Sanya, más allá del clima agradable, Víctor y Nathalie destacan su imbatible seguridad y las enormes facilidades que brindan las nuevas tecnologías, entre ellas la compra en línea, el pago móvil y la movilidad bajo demanda. "Entre los muchos países que hemos visitado, China es el lugar donde menos nos preocupamos por el robo", opina Víctor.
En el marco de la construcción del puerto de libre comercio, Hainan está optimizando sus políticas para acoger a más turistas, profesionales y emprendedores extranjeros, lo que genera más demanda y oportunidades de desarrollo para la isla, destaca la pareja chilena.
Más que satisfechos con su trabajo y su vida, Víctor y Nathalie esperan renovar su contrato para quedarse más tiempo en esta hermosa ciudad. "Fue un agrado y una sorpresa llegar a Sanya. Estamos completamente preparados para recibir a todo el mundo", es la invitación que extiende Víctor.