La capital de la porcelana de China alimenta los sueños de la juventud mundial
"Jingdezhen tiene el sistema de cerámica hecha a mano más completo del mundo", resalta el artesano Denis Naymark.
"Jingdezhen tiene el sistema de cerámica hecha a mano más completo del mundo", resalta el artesano Denis Naymark.
Escondido en la aldea de Chenjiafan, en los suburbios de Jingdezhen, la mundialmente famosa "capital de la porcelana", en la provincia oriental china de Jiangxi, el estudio de Denis Naymark se encuentra en una liga propia, exhibiendo obras de arte exquisitamente elaboradas.
En su estudio, uno puede maravillarse con platos adornados con patrones de olas del mar, teteras con pulpos y decoraciones en forma de arrecifes de coral. Las creaciones de Naymark tienen como tema principal la preservación del medio ambiente, un reflejo de su papel anterior como conservacionista en su ciudad natal, en Estados Unidos.
"Jingdezhen tiene el sistema de cerámica hecha a mano más completo del mundo", dice este hombre de 32 años que ha residido durante ocho años en la ciudad. Se dio a sí mismo el nombre chino de "Ni De Ming", que literalmente significa "el brillo de la arcilla".
La historia de Jingdezhen en la artesanía de cerámica abarca más de 2.000 años. Su papel histórico como horno oficial e imperial impulsó el arte de la producción de porcelana a alturas sin precedentes.
Hoy en día, Jingdezhen se erige como la única zona piloto de herencia e innovación de la cultura cerámica nacional de China, con una extensa red de cadenas de suministro e instalaciones de última generación que alberga a más de 30.000 "Jingpiaos", o inmigrantes que llegaron para perseguir sus sueños.
En el apogeo de su "boom migratorio", más de 5.000 personas del ultramar se establecieron en la ciudad montañosa de Jingdezhen, convirtiéndola en un punto de acceso para el intercambio cultural.
Una de ellas es Camille Kami, una talentosa artista francesa que se graduó del prestigioso Royal College of Art de Gran Bretaña. Antes de llegar a Jingdezhen, en 2015, Kami había vivido ya en los Países Bajos, Reino Unido y Suiza. Reflexionando sobre su conexión con la ciudad, comenta que cada vez que osó irse, sintió luego una fuerza irresistible tirando de ella hacia atrás.
"Jingdezhen es una ciudad única, pluralista e inclusiva en la que se aceptan todo tipo de ideas creativas y pueden convertirse en realidad", afirma.
Kami ahora dirige dos talleres en la ciudad. En la creación, combina elementos del encantador folclore de China con su distintiva imaginación de estilo francés.
Donghyun Kang, oriundo de la República de Corea, llegó a la Universidad de Cerámica de Jingdezhen (JCU, siglas en inglés) en 2013 para realizar estudios de posgrado después de completar una licenciatura en diseño cerámico en la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Seúl.
Como la única universidad multidisciplinaria que lleva el nombre de cerámica en China, la JCU ha atraído a más de 3.000 estudiantes de más de 60 países y regiones desde la década de 1950.
Después de graduarse, y con el apoyo del Gobierno local, Kang y su esposa establecieron su propio estudio de cerámica. "El Gobierno no solo ofrece asistencia política, financiera y técnica, sino que también brinda capacitación empresarial gratuita para mitigar los riesgos que enfrentan las nuevas empresas", señala Kang.
El encanto de Jingdezhen como destino global de la cerámica es evidente en la diversa comunidad de artistas residentes en el Estudio de Artistas Internacionales de Jingdezhen, donde convergen talentos de aproximadamente 50 países.
"Jingdezhen ahora se ha convertido en un poderoso imán que atrae a profesionales de la industria de la cerámica de todo el mundo", asegura Jiao Mengtian, presidente de la Asociación de Artistas, Empresarios y Artesanos Migrantes de Jingdezhen.
Cada noche de fin de semana, la Avenida de Arte Cerámico Taoxichuan cobra vida con jóvenes emprendedores. Sus puestos rebosan de creativos diseños artesanales que incluyen aretes de cerámica, vajillas y decoraciones, todos los cuales seducen rápidamente los corazones de los compradores.
"He realizado mi sueño artístico aquí", dice con orgullo Li Zhenxing, quien a sus 23 años ya es propietario de un puesto en este cotizado lugar. Durante los últimos seis meses, el puesto de Li ha hecho parte de la feria de fin de semana. Después de graduarse en escultura, el año pasado, junto con dos compañeros de clase estableció un estudio especializado en esculturas de cerámica.
Las creaciones de cerámica de Li han atraído un flujo constante de clientes. Zhou Pengchao, habitante de Jiujiang, otra ciudad de Jiangxi, compró una escultura de conejo como regalo para su hija. "Esta es mi tercera visita a Taoxichuan, y las cerámicas elaboradas por estos jóvenes artistas no solo son asequibles, sino también preciosas", comenta Zhou.
"Con una simple aplicación a través de un miniprograma de WeChat podemos configurar fácilmente un puesto aquí. Además, la tarifa mensual del puesto es de apenas 300 yuanes (41,64 dólares)", explica, a su vez, Su Hui, un joven artista de la provincia noroccidental de Shaanxi.
"Hasta ahora, Taoxichuan ha apoyado a más de 20.000 jóvenes menores de 36 años para iniciar negocios y encontrar trabajo", asegura Hua Jing, subgerente general de la empresa de desarrollo cultural Jingdezhen Taoyi, que supervisa Taoxichuan. El número de puestos en Taoxichuan ha aumentado de 55 en 2016 a casi 1.000 en la actualidad, lo que demuestra la rápida expansión de este centro creativo.
Estadísticas revelan que más del 50 por ciento de los empresarios de Jingdezhen nacieron en la década de 1990. "Estos jóvenes con sueños y talentos notables han infundido en la ciudad posibilidades ilimitadas, al mismo tiempo que contribuyen a la preservación y difusión de nuestro preciado patrimonio cultural cerámico", agrega Hua.
En su estudio en la Aldea Internacional de Cerámica Sanbao de Jingdezhen, el artesano Zhan Shaolin imparte sus conocimientos sobre el uso del torno a sus alumnos, demostrando el arte de modelar y formar arcilla en el torno de alfarero. Entre sus discípulos, el más joven tiene solo 16 años.
Para hacer que este oficio tradicional sea accesible a un público más amplio más allá de los límites de la ciudad, Zhan también se ha aventurado en la enseñanza en línea.
"La esencia de la herencia de la cultura cerámica radica en transmitir el espíritu de la artesanía", afirma Zhan, un practicante dedicado al uso del torno durante tres décadas. A Zhan le anima ver el creciente número de jóvenes que muestran un gran interés por convertirse en herederos de este legado cultural consagrado por el tiempo.
Tan Ruijiang, un estudiante de artes industriales de 23 años, se embarcó en un viaje desde su ciudad natal, en la región autónoma de la etnia zhuang de Guangxi, en el sur de China, hasta Jingdezhen, donde se convirtió en aprendiz de Zhan.
Después de cuatro meses de aprendizaje inmersivo, la decisión de Tan de quedarse se ha fortalecido. "Me inspiró profundamente el maestro, que dedicó la mitad de su vida a dominar este oficio. Yo también aspiro a buscar la excelencia en la cerámica, como él, y cumplir el propósito de mi propia vida", manifiesta.
Para propagar y fomentar la cultura de la cerámica china, Jingdezhen ha forjado relaciones amistosas con más de 180 ciudades en 72 países y regiones de todo el mundo, facilitando numerosos intercambios y actividades de investigación relacionados con la cerámica.
En colaboración con varias instituciones, como la Universidad de Pekín y el Museo del Palacio, el Instituto del Horno Imperial de Jingdezhen ha construido un "banco de genes" de cerámica antigua, basado en datos acumulados durante 40 años, incorporando casi 20 millones de especímenes de cerámica.
A través de una sola pieza de fragmento de cerámica antigua se pueden rastrear más de cien piezas de información "génica", como esmalte, pigmento y artesanía, comenta Weng Yanjun, presidente del Instituto del Horno Imperial de Jingdezhen.
"Al utilizar técnicas digitales, podemos profundizar en los detalles de las técnicas históricas de producción de cerámica y obtener información sobre los contextos culturales y sociales en los que se crearon estas cerámicas", dice Weng, y añade: "También podemos reconstruir y visualizar los estilos de vida, las costumbres y las expresiones artísticas de la antigüedad".
El banco de genes también tiene como objetivo compartir los datos con instituciones académicas nacionales y extranjeras, promover proyectos de investigación sobre la civilización cerámica global y construir una plataforma internacional para el intercambio de la cultura cerámica, complementa.