Los hallazgos pueden ayudar a comprender las modificaciones en los colores de los lagos y las respuestas de estos al cambio climático.
Científicos chinos y sus homólogos internacionales descubrieron recientemente que los lagos de China se han vuelto más azules y verdes en las últimas décadas debido a factores que incluyen temperaturas más altas y lluvias.
Las sustancias ópticamente activas en el agua de estos depósitos del líquido pueden interactuar con la luz solar, lo cual genera fenómenos como la absorción y dispersión de esta y lleva a la aparición de los diferentes colores. Estudios anteriores han cartografiado variaciones en dicha coloración, pero sus patrones cambiantes y las causas relevantes durante las últimas décadas siguen sin aclararse.
Investigadores del Instituto de Geografía y Limnología de Nanjing, adscrito a la Academia de Ciencias de China y otras instituciones del país, así como sus colegas de Estados Unidos y Estonia, utilizaron imágenes satelitales para rastrear las tendencias anuales de los colores de más de 2.500 lagos chinos desde la década de 1980.
La coloración del 68 por ciento de estos, entre 1984 y 2021, varió hacia longitudes de onda visuales más cortas. En aquellos azules, situados en el oeste, como los de la meseta Qinghai-Tíbet, este tono se ha intensificado, mientras que los de aspecto verde-amarillo observables en el este, acrecentaron su condición verdosa, de acuerdo con el trabajo investigativo publicado en la revista Geophysical Research Letters.
Los expertos también revelaron las razones de tales transformaciones. La mayor parte de los lagos en la meseta Qinghai-Tíbet son profundos y de colores principalmente azules, los cuales se han pronunciado con mayor notoriedad en los últimos 40 años debido en particular a la expansión de los cuerpos de agua y al aumento de la transparencia motivada por el calentamiento climático y la humidificación.
En contraste, al este de China se trata de formaciones básicamente de poca profundidad, caracterizadas por su tonalidad verde o amarilla. La disminución de la velocidad del viento en la mayoría de estas áreas del país a lo largo de las cuatro décadas examinadas ha debilitado la resuspensión de sedimentos, mientras que el incremento de la vegetación en la cuenca reduce la materia particulada que ingresa a las aguas. Ambos factores han generado la acentuada coloración verdosa.
Los hallazgos pueden ayudar a comprender las modificaciones en los colores de los lagos y las respuestas de estos al cambio climático y las actividades humanas, según el estudio.
