Pingdu, el postizo pestañeo de China al mundo
El área, de 20,5 hectáreas y 80.000 metros cuadrados construidos, espera albergar a más de 700 empresas del sector para convertirse en el corazón de esta industria en China.
El área, de 20,5 hectáreas y 80.000 metros cuadrados construidos, espera albergar a más de 700 empresas del sector para convertirse en el corazón de esta industria en China.
La capital de la industria de las pestañas postizas de China, ubicada en el municipio de Pingdu y que copa el 70 por ciento de la producción mundial de este artículo, se moderniza estos días mientras planea su futuro para conectarse de manera más eficiente con el resto del mundo.
Para ello, como en otros sectores industriales del gigante asiático, las autoridades han aprovechado el crecimiento de un producto en una zona para pasar de una manufactura y servicio artesanal a desarrollar una ciudad volcada en las pestañas con cientos de tiendas aún vacías que buscan productos con los que llenar sus anaqueles.
Porque el Parque Industrial de la Belleza en Pingdu, bajo la administración directa de la ciudad de Qingdao (provincia oriental de Shandong), ilustra nuevamente la optimista visión de futuro de China, donde muchas veces la planificación se adelanta al mercado.
El área, de 20,5 hectáreas y 80.000 metros cuadrados construidos, espera albergar a más de 700 empresas del sector para convertirse en el corazón de la industria de las pestañas postizas en China.
Aunque aún le falta un bombeo continuo de personas y mercancías para cobrar vida, las previsiones más optimistas de los encargados estiman que genere una producción anual de 3.000 millones de yuanes (414 millones de dólares, 383 millones de euros), 150 millones de yuanes en beneficios e impuestos (20,7 millones de dólares, 19,1 millones de euros), y 10.000 nuevos puestos de trabajo cuando comience a funcionar plenamente.
Aunque, el parque industrial, que busca ir más allá de la manufactura tradicional y convertirse en un centro de innovación y desarrollo para la industria de la belleza, aún no opera a plena capacidad, mientras tanto los europeos y americanos son sus principales mercados.
La fascinación por las pestañas largas y llamativas se remonta a miles de años atrás. En la antigua China, las mujeres utilizaban ramas de sauce carbonizadas para alargar y oscurecer sus pestañas, mientras en el antiguo Egipto se empleaban mezclas cosméticas con ingredientes como almendras quemadas, plomo y excremento de cocodrilo.
La invención de las pestañas postizas modernas, imantadas y hechas con cabello humano, se atribuye al maquillador de cine estadounidense William Beldue en la década de 1920, pero ganaron popularidad gracias a íconos como Twiggy y Audrey Hepburn en las décadas de 1960 y 1970.
Pingdu se adentró en esta industria cuando empresas coreanas introdujeron allí esta tecnología en los años 70.
Hoy, el municipio alberga más de 3.895 empresas de pestañas, que representan más del 80 por ciento del total de producción nacional, y el 70 por ciento mundial, además de generar un valor de manufactura anual de 10.000 millones de yuanes (1.379 millones de dólares, 1.276 millones de euros), según datos de las autoridades.
Estadísticas preliminares muestran que de ese 70 por ciento, un 15 por ciento se dirige a Europa, mientras que un 10 por ciento lo hace hacia Sudamérica y un 25 por ciento tiene como destino en Norteamérica.
Uno de los desafíos que enfrenta la industria de las pestañas postizas en Pingdu es la dependencia de materias primas procedentes de otras regiones de China, algo que busca solucionar atrayendo empresas de producción de recursos básicos como la seda de fibra química a sus instalaciones.
"La mecanización de la fabricación de las pestañas es el próximo paso a dar", asegura a EFE Yang Yanyong, subdirector general de operaciones del parque industrial, mientras muestra a un grupo de periodistas la maquinaria antigua para el proceso.
"Antes las pestañas se hacían exclusivamente a mano y existían muchos problemas, como la eficiencia de la producción, por lo que ahora nos centraremos en la fabricación inteligente, incluida la introducción de talleres libres de polvo que permitan a los consumidores experimentar mejores productos", agregó Yang.
Aparte de la automatización, la digitalización de los procesos de producción es también un paso clave para "seguir aumentando la eficiencia, reduciendo costos y mejorando la calidad del producto final", según los productores.
También trabajan en ampliar la presencia en mercados internacionales a través del comercio electrónico y plataformas como Alibaba, Amazon, TikTok y Google, entre otras.
"Los consumidores dicen que una vez que usas pestañas postizas, es difícil dejar de utilizarlas, por lo que inmediatamente se convierten en un consumible diario", afirma Yang, convencido del futuro de la industria en Pingdu, que lanza nuevos productos cada uno o dos meses para satisfacer la demanda.