La artista japonesa Yoko Ono explicó que de niña quería ser como un guerrero de una oración japonesa que atravesaba siete desgracias y ocho sufrimientos, hasta que las desgracias de la vida le llevaron a decir, "¡basta", y convertir ese lema en "siete felicidades y ocho tesoros".
Yoko Ono realizó tres "perfomances" en el auditorio del Museo Guggenheim de Bilbao (norte) ante unas 400 personas, con el aforo completo.
Ha sido un aperitivo de la inauguración de la retrospectiva sobre su obra que se expondrá en la pinacoteca bilbaína, una de las más esperadas de los últimos años.
Sin presencia de medios gráficos, la esposa del fallecido John Lennon realizó dos de sus "performances" históricas: "Pieza cielo para Jesucristo" ("Sky Piece to Jesus Christ") y "Pieza promesa" ("Promise Piece"), así como la reciente "Pintura de acción" ("Action Painting"), en una nueva versión creada específicamente para el Guggenheim Bilbao.
En la primera representación, "Pieza cielo para Jesucristo", unos voluntarios envolvieron con vendas a los componentes de una orquesta de cámara, mientras ejecutaban varias piezas musicales, de tal manera que, al final, ya no pudieron seguir tocando.
El público se rió, mientras los músicos, convertidos en crisálidas por las vendas, perseveraban y tocaban notas sueltas aprovechando las rendijas que quedaban, en un símbolo de la lucha contra las ataduras que se visualizan durante esta "performance".
Continuó con "Pintura de acción", ejecutada hace dos años por primera vez. En Bilbao, la obra ha contado con un número mayor de lienzos que su anterior versión, concretamente 11, de 2 por 1 metros.
La artista pintó a brochazos con tinta "sumi", negra sobre blanco, unos caracteres de caligrafía japonesa.
Después, tomó la palabra para explicar la acción: "En la escuela elemental, todos los niños japoneses cantaban una oración en la que un guerrero quería atravesar siete desgracias y ocho sufrimientos, para contribuir a mejorar el mundo. Me parecía algo increíble. Yo quería ser así", ha recordado.
"Con el tiempo, me olvidé de esa oración y me ocurrieron muchas desgracias, hasta que en un momento creía que eso era demasiado y dije, '¡basta!'. Convertí esas siete desgracias y ocho sufrimientos en siete felicidades y ocho tesoros, aquí representados" (en los caracteres de la caligrafía japonesa).
"Son mi contribución a esta bella ciudad de Euskadi que es Bilbao", concluyó la artista.
La tercera y última "performance" fue un clásico: "Pieza promesa", ejecutada por primera vez en Londres en 1966.
En aquella ocasión, Yoko Ono rompió un jarrón en el escenario y pidió al público que cogiera trozos, prometiendo volver a reunirse al cabo de diez años para recomponer el jarrón.
En Bilbao, está representación incluyó dos jarrones, uno de los cuales permaneció intacto y el otro en piezas que el público se llevó, con la misma promesa expresada por la artista de volver a reunirse dentro de una década.
La actuación de la artista japonesa, media hora en total, fue el preludio para la inauguración, este jueves ,de la exposición retrospectiva "Yoko Ono. Half-A-Wind Show", que recopila cerca de 200 obras que descubren el poliédrico universo artístico de la artista en sus casi seis décadas de creatividad.