Biógrafo de James Joyce develó contradicciones del autor
El irlandés de pura cepa, se aferró al pasaporte británico hasta el final.
El escritor se sentía "asfixiado" en su país, dijo Gordon Bowker.
El irlandés de pura cepa, se aferró al pasaporte británico hasta el final.
El escritor se sentía "asfixiado" en su país, dijo Gordon Bowker.
El escritor irlandés James Joyce se aferró, sin embargo, al pasaporte británico hasta el final porque se sentía "asfixiado" en su país, afirmó su biógrafo, Gordon Bowker.
En 1930, cuando tuvo que renovar su pasaporte en París, donde vivía, acudió a la embajada británica y un funcionario le dijo que debía ir a la legación de Irlanda, que había proclamado mientras tanto su independencia, pero él insistió en que quería renovar el británico, según relató él mismo a su hijo.
El autor de "Ulises" se sentía "asfixiado por el catolicismo" de su patria, "su madre era una católica muy beata" y él mismo estudió en un colegio de jesuitas, pero cuando cumplió los dieciséis, "descubrió los deleites de la carne y también a (Henrik) Ibsen", explicó el biógrafo.
El gran dramaturgo noruego le fascinó al punto de que Joyce, que tenía un don para las lenguas, aprendió por su cuenta ese idioma escandinavo para poder leer en el original al autor de "Casa de Muñecas".
Cuando estalló en 1919 la revolución antibritánica en Irlanda, Joyce no cambió de parecer, aunque era dublinés hasta la médula, porque él y su familia no eran "independentistas" sino "autonomistas" (partidarios del llamado Home Rule o autogobierno).
Además de sus problemas con el catolicismo, Joyce creía que los independentistas querían devolver al país al pasado, entre otras cosas imponiendo al país el idioma irlandés o gaélico cuando él sentía que "su pasaporte al mundo" era el inglés, dijo su biógrafo.
Cuando en 1914 primer ministro británico, el liberal Herbert Henry Asquith, le concedió una beca de 1.000 libras, su padre, que era partidario del nacionalista irlandés Charles Stewart Parnell, se mostró encantado de que al joven Joyce le hubieran dado una beca dotada con dinero de los fondos del rey de Inglaterra.