La escritora Isabel Allende, que la noche de este domingo recibirá el Premio Ciudad de Alcalá de las Artes y las Letras, mantiene intacta a sus 69 años la capacidad de lucha. Por eso espera que "cundan como una oleada mundial" las protestas de los "indignados" y que "acaben con la corrupción".
"Los jóvenes no tienen nada que heredar en estos momentos más que un desastre. Si no toman el poder, no tienen vida futura", aseguró indicó Isabel Allende.
Residente en California desde hace más de 20 años, Allende sigue con gran interés las protestas de los jóvenes "indignados" de numerosos países, entre ellos de España, Chile y Estados Unidos.
"Me parecen fantásticas esas protestas y espero que cundan como una oleada y que cambien el mundo", señala la escritora, quien desea que esos movimientos evolucionen "de una forma no violenta", aunque "quizá sea necesaria la violencia para acabar con la de la gente que tiene el poder y con la del orden establecido", añade.
"¿Cómo es posible que la gente de Wall Street haya arruinado la economía del mundo y se vaya para su casa con jubilaciones billonarias?", se pregunta Allende.
En Chile, "la gente protesta por lo mismo que en otros países: por la diferencia abismante entre ricos y pobres y porque no hay trabajo", afirma la novelista, consciente de que al actual "gobierno conservador" de Sebastián Piñera "le toca pagar todas las deudas pendientes" que heredaron de ejecutivos anteriores en ámbitos como el de la salud y la educación.
El reconocimiento español
Concedido por el Ayuntamiento de Alcalá de Henares (Madrid), este premio a las Artes y las Letras reconoce la trayectoria de la escritora chilena, a la que le hace "especial ilusión" haberlo recibido, porque fue "muy inesperado" y porque está vinculado a la figura de Miguel de Cervantes, bautizado en esta localidad cercana a la capital el 9 de octubre de 1547.
"Es un premio muy conmovedor -comentó Allende- porque, en el fondo, reconoce el trabajo de toda una vida, y eso me hace mirar hacia atrás y ver cómo pasan los años, cómo se acumulan los libros y van aumentando los lectores, y veo que el próximo año cumpliré setenta".
"Ya viví la vida; me puedo morir en este mismo minuto y ya está todo hecho", asegura esta escritora, a la que el año pasado le conmovió, y mucho, el Premio Nacional de Literatura de Chile, "un país donde echan para abajo a cualquiera que tenga éxito en cualquier cosa menos en el fútbol. Y si eres mujer, para qué decir", afirma con su innegable simpatía.