Libro revela enigmas escondidos en la lápida de la tumba de Borges
Investigador analizó en detalle el lugar en donde reposan sus restos en Ginebra.
"Siete guerreros nortumbrios" fue lanzado en Argentina.
Investigador analizó en detalle el lugar en donde reposan sus restos en Ginebra.
"Siete guerreros nortumbrios" fue lanzado en Argentina.
La lápida de la tumba de Jorge Luis Borges en un cementerio de Ginebra (Suiza) esconde varios misterios, desde leyendas en antiguas lenguas hasta grabados sajones y vikingos, de íntima y profunda relación con la vida y la obra del escritor.
Estos enigmáticos elementos fueron rastreados y escudriñados en su significado por el investigador argentino Martín Hadis, quien reflejó su trabajo en el libro "Siete guerreros nortumbrios", que acaba de editarse en Argentina.
El título hace referencia a la figura principal que aparece en la pétrea lápida de la tumba de Borges (1899-1986) en el cementerio de Plainpalais, en Ginebra, esculpida por el argentino Eduardo Longato según un diseño hecho por la viuda del escritor, María Kodama, quien escogió elementos que fueron significativos para el autor de "El Aleph".
"Es un monumento con muchos niveles de significado. La selección de los elementos de la lápida, profundamente ligados a la historia personal de Borges y con un amplio valor referencial hacia sus fuentes y sus obras, cumple con creces el objetivo de recordarlo", dijo Hadis.
"Siete guerreros"Los "siete guerreros" de la tumba de Borges fueron tomados de una lápida del siglo IX hallada en Inglaterra y la imagen conmemora un ataque vikingo a un monasterio en la isla de Lindisfarne (Nortumbria).
Borges, un apasionado por lo vikingo y lo sajón, menciona a los "siete guerreros" de la lápida en su obra "Literaturas germánicas medievales" (1966) y asociaba este ataque con la Batalla de Maldon, acaecida en 991 en Essex.
En su anverso, la lápida de Borges también contiene el nombre grabado del escritor y una frase en inglés antiguo, extraída de un poema sajón sobre la Batalla de Maldon, traducida como "y que no temieran", una alusión al coraje que el escritor tanto admiraba como cualidad en otras personas.