Nuevo libro de Héctor Velis-Meza retrata cómo el machismo contaminó el lenguaje
El periodista reúne un centenar de palabras inocentes que terminaron en ofensas hacia la mujer.
El periodista reúne un centenar de palabras inocentes que terminaron en ofensas hacia la mujer.
¿Cuántas palabras de inocente significado se han convertido en voces ofensivas hacia la mujer a través de los siglos? Con esta pregunta se inicia una extensa crónica que cuenta cómo más de cien sustantivos, adjetivos y verbos de la lengua castellana que, sometidos a las desafortunadas exigencias de una cultura sexista, de manera casi naturalmente algunas veces, y de manera jocosa e inconsciente en otras, fueron inoculando en el lenguaje el germen del machismo.
Bajo esa concepción el periodista Héctor Velis-Meza creó "Cómo el machismo contaminó el leguaje: Historias de palabras que perdieron su inocencia". Una reflexión, sostiene, se debe al contexto en que se utilizan las palabras.
"No es justo afirmar que el castellano es un idioma machista o que se está empobreciendo, porque, en realidad, son las personas las que emplean el habla, con propósitos o intenciones específicas, y deterioran la capacidad de comunicarse. No es el lenguaje el machista; es la gente que lo usa", explicó el escritor.
En ese sentido, comentó que "el idioma siempre ha sido el reflejo fiel de la sociedad que lo cobija, de sus avatares, de sus períodos históricos, de sus preferencias, de sus temores y rechazos, de las posiciones dominantes que anidan en su seno las que, de modo paulatino, van dejando una huella de su tiempo".
"El machismo se sirvió del lenguaje, consciente e inconscientemente, y comenzó a desvirtuar el significado de algunas palabras, a distorsionar significados y a desfigurar buenas intenciones", complementó.
"Cómo el machismo contaminó el lenguaje: Historias de palabras que perdieron su inocencia" se presentará este miércoles en FILSA a las 19:00 horas en el escenario Poniente. Todas las mujeres entran de forma gratuita a este evento en la Estación Mapocho.
Algunos ejemplos que plantea el libro
GOZAR
El verbo gozar, de acuerdo al léxico oficial, tenía cinco acepciones en la edición de 2014 y la tercera de ellas especificaba lo siguiente: Conocer carnalmente a una mujer. Curiosa definición que negaba, ignoraba, le era indiferente u omitía (¿por pudor?) que la mujer pudiera sentir placer en una relación heterosexual. El diccionario, desde su primera edición, sin culpas definió las palabras desde un punto de vista masculino pero, a partir de 2014, esta situación comenzó a variar significativamente.
La nueva definición de gozar redujo a cuatro los alcances de este término y cambió la tercera acepción por la que sigue: Dicho de una persona: Tener relaciones sexuales con otra. Este nuevo registro no solo reconoció el derecho de la mujer a gozar de una relación sexual, sino que amplió las posibilidades del placer a la intimidad homosexual.
MUNDANOS y MUNDANAS
El adjetivo mundano hace una distinción entre el hombre mundano y la mujer mundana. El primero es alguien plenamente integrado a las actividades de la sociedad y que, incluso, cuando su capacidad económica se lo permite, se abandona con molicie a los deleites y superficialidades que brinda la vida en comunidad. A su vez, la mujer mundana, según el Diccionario de la Lengua Española, es simplemente la prostituta. Sí, la ramera, la furcia, la puta. Lo dice el léxico y con meridiana claridad.
POLLOS y POLLAS
Los pollos son las crías de las gallinas y otras aves, especialmente de corral. Mantienen este nombre mientras son jóvenes pero, una vez adultos, las hembras se convierten en gallinas y los machos, en gallos. Lo que resulta desconcertante, es que la octava acepción de esta palabra sea escupitajo o gargajo.
El femenino de pollo —polla— es más sorprendente aún, porque su segunda acepción dice que esta voz, en su carácter de malsonante, se emplea para aludir al pene. Este alcance se usa, en particular, en España; por esta razón, a los hispanos, al visitar Chile, les hace mucha gracias ver publicidad de un difundido concurso nacional de azar que dice así: ¡Hágase millonario con la polla! Y más risa les da, al comprobar que lo promueve la Polla Chilena de Beneficencia.