Una investigación realizada por un grupo de arqueólogos ha concluido que de la tumba en la que reposan los restos del dramaturgo británico William Shakespeare (1564-1616) fue "robado probablemente" el cráneo del escritor, informa la BBC.
Ese hallazgo daría credibilidad a una noticia publicada por una revista en el año 1879, pero que posteriormente se desechó, que barajaba la posibilidad de que cazadores de trofeos se hubieran llevado el cráneo de Shakespeare en 1794.
El grupo de expertos empleó un radar de penetración de tierra (georradar) para poder investigar el contenido del interior de la sepultura, en la iglesia Holy Trinity Church, de la localidad inglesa de Stratford.
Ese sistema permitió a los arqueólogos ver más allá de la tumba sin alterarla.
"Tenemos la sepultura de Shakespeare con una extraña alteración en la parte de la cabeza y tenemos una reporte que sugiere que en algún momento de la historia alguien vino y se llevó el cráneo de Shakespeare", indicó el arqueólogo Kevin Colls, de la Universidad inglesa de Staffordshire, que realizó ese proyecto junto con la geofísica Erica Utsi.
Según ese experto, resulta "muy, muy convincente" que el cráneo del dramaturgo "no esté en la Holy Trinity en absoluto".
"Maldito el que remueva mis huesos"
La investigación, que se llevó a cabo coincidiendo con el 400 aniversario de la muerte del escritor, se emitirá el próximo sábado en el canal de televisión Channel 4.
El lugar de sepultura de Shakespeare ha sido desde hace tiempo objeto de especulación entre historiadores y arqueólogos pues resulta demasiado corto para ser la tumba de un adulto.
Además, en él no está escrito ningún nombre, sino tan solo un epitafio: "Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldito el que remueva mis huesos".
La investigación también estableció que el dramaturgo, su esposa Anne Hathaway y otros familiares no fueron enterrados en una gran cripta familiar, como se pensaba, sino que lo hicieron en tumbas separadas, no muy profundas, ubicadas bajo la iglesia.
Además, el georradar tampoco halló evidencias de metales en el área de las tumbas, como serían los tornillos de un féretro, lo que hizo pensar a los expertos que Shakespeare y sus familiares no fueron enterrados en ataúdes, sino que pudieron ser sepultados envueltos en sábanas, mortajas o enterrados en tierra.