El Museo de Orsay de París presenta desde el próximo martes una exposición sobre la prostitución entre 1850 y 1910 que reúne obras conocidas de pintores de renombre como Picasso, Van Gogh, Degas, Toulouse-Lautrec o Manet, pero también con fotos y películas pornográficas de la época que pueden suscitar polémica.
Una polémica que asume el presidente del museo, Guy Cogeval, que en declaraciones publicadas por Le Parisien justifica en que quieren atraer a un público más joven, como ya hicieron en otras anteriores que también le valieron ataques.
Una referencia a la de los desnudos masculinos de 2013, con imágenes de los atributos sexuales bien visibles, o a la del marqués de Sade en 2014, de nuevo con imágenes explicitas.
Cogeval, homosexual que se reivindica como tal y casado con un brasileño, afirma que no soporta las exposiciones "sin puesta en escena, que no cuentan nada, cuando Manet, Maupassant y tantos otros murieron de la sífilis porque se pasaban el tiempo en los burdeles, centrales en el arte y en la literatura de la época".
La parte más polémica
El pasaje que corre el riesgo de generar más suspicacias de "Esplendores y miserias. Imágenes de la prostitución, 1850-1910" -que permanecerá abierta hasta el próximo 17 de enero- son dos pequeñas salas prohibidas a los menores de edad y separadas del resto por unas gruesas cortinas.
En ellas se pueden contemplar fotografías que representan escenas de lupanar recreadas en estudio por autores que no dejaban su nombre para evitar procedimientos judiciales, que pasaban de mano en mano.
También películas pornográficas de los años 1900, en los albores del cine, con felaciones y penetraciones no simuladas.
Un templo del arte parisino
Más allá de ese reducto, germen potencial de escándalo en uno de los grandes templos del arte en París, el núcleo de la exposición lo forma un centenar de cuadros, entre los cuales la "Mujer con pañuelo" de Picasso (1902), "L'Olympia" de Manet (1863), "Femme à la terrasse d'un café le soir" de Degas (1877) o "Les deux amies" de Toulouse-Lautrec (1892).
Algunos, como la citada obra de Manet, causaron escándalo cuando se dieron a conocer por primera vez.
Todo eso acompañado de -según la descripción de los organizadores- "un rico material documental que permite evocar el estatuto ambivalente de las prostitutas", desde el "esplendor" de las que brillaron en el mundo del espectáculo a la "miseria" de las simples jornaleras del oficio.
Isolde Pludermacher, una de las comisarias, explicó, en declaraciones publicadas por Le Journal du Dimanche, que "al principio los artistas jugaban a la ambigüedad con los espectadores y eso daba lugar a escenas pintorescas, un poco picantes. Pero Manet o Degas tenían la voluntad de provocar y de tratar temas contemporáneos".