La columna de Aldo Schiappacasse: La pregunta inaceptable

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| Periodista Radio: Aldo Schiappacasse

Reinaldo Rueda definió su posición sobre el capitán de la Roja.

La columna de Aldo Schiappacasse: La pregunta inaceptable
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Por Aldo Schiappacasse, @AldoRomuloS

Reinaldo Rueda ha definido su posición sobre Claudio Bravo, el inamovible capitán de la selección chilena durante la década dorada. "Yo creo que Claudio es un hombre con una vigencia por todo lo que significa su actualidad, su trayectoria, su momento que es importante para el fútbol chileno, para la Selección. Todo va a pasar porque él acepte las condiciones de estar en la Selección sin la solicitud que él hizo".

Entonces, hay que plantearse los eventuales escenarios que podría elegir el portero de la Roja. El primero, obviamente, es que desista de su deseo de designarse personalmente a su entrenador, algo que difícilmente sea posible en cualquier equipo del mundo. La segunda es que mantenga firme su deseo de marginarse, esgrimiendo la excusa del bajo nivel de preparación, pero asumiendo que la verdad está en la relación tensa que mantiene con sus compañeros luego del escándalo tras la eliminación.

La tercera, y más probable, es que como todo conflicto en la vida, termine en una negociación beneficiosa para ambas partes, aún considerando que Bravo deberá enfrentar a un grupo díscolo (que él conoce bien porque alimentó su poder en los últimos años) y al presidente de la ANFP, Arturo Salah, con quien se confrontó de pésima manera, sobre todo por su añoranza de los desayunos con Sergio Jadue.

Cualquiera sea el escenario, Rueda deberá tener en cuenta que arqueros no tenemos muchos por estos días. Con Johnny Herrera lesionado y en su peor momento en años y Toselli cesado por bajo rendimiento en México, las históricas alternativas de este grupo ya no corren. El próximo compromiso oficial será la Copa América de Brasil y lo razonable sería que -con Bravo o sin él- se buscaran alternativas para el próximo proceso clasificatorio.

Antes de todo aquello, cabe, en todo caso, hacerse la pregunta que, con seguridad, Claudio Bravo no estaría dispuesto a tolerar: ¿será capaz de someterse a la disciplina, perder su condición de capitán y ofrecer disculpas al grupo y los dirigentes por su reciente conducta? Parece demasiado para un hombre que, más encima, deberá definir su futuro en medio de otra enorme disyuntiva: seguir como suplente en uno de los mejores equipos del mundo o irse a otro con menos millones y pergaminos para retomar la titularidad.

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