La columna de Leonardo Burgueño: El Gegenpressing del Liverpool de Klopp
Presionar, robar y correr. Un sello. Una marca registrada de este equipo.
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Por Leonardo Burgueño, @LeoBurgueno
"Si el Barcelona hubiera sido el equipo que hubiera visto por primera vez a los cuatro años… Me hubiera dedicado al tenis".
Una frase para empezar a entender a Jürgen Klopp (50 años). Una declaración de principios del alemán, que llegó a Liverpool en octubre de 2015. No le gusta mucho la posesión. Le encanta el vértigo.
Con el elenco inglés logró una transformación y, en estos 31 meses, disputará la segunda final del Viejo Continente (la anterior fue derrota 3-1 ante Sevilla, por la Europa League en 2016).
La prensa europea está vuelta loca con el "Gegenpressing" de Klopp. ¿Qué es esto? La respuesta a aquellos fundamentos del germano y que se puede traducir como presionar, robar y correr. Un sello. Una marca registrada de este Liverpool. Que parte desde su centrodelantero (Firmino), pasando por los extremos (Salah y Mané), aunque claramente se hace más intensa en los tres volantes (los interiores Milner y Wijnaldum junto al mediocentro Henderson), para que los de atrás reciban más tranquilos a los rivales.
Porque los "Reds" muestran un 4-3-3 que se transforma en un 4-1-4-1 cuando defiende a su portero.
Y justamente el arco fue el tema más conflictivo, porque el DT hizo un cambio en un momento clave de la temporada. El 14 de enero, recibía al invicto Manchester City en Anfield Road y, ese día, "Klopo" eligió a su compatriota Loris Karius sobre el belga Simon Mignolet. A partir de ese triunfo 4-3 sobre el cuadro de Guardiola, Karius nunca más salió del pórtico (no recibió goles en 10 de los 19 partidos).
Aunque, sin dudas, la llave está en su estrella: Mohamed Salah. El egipcio suma 43 goles en la temporada (31 en Premier, 11 en Champions y 1 en FA Cup).
Zurdo, hábil, rápido, de buen uno contra uno y con explosión que parte desde la derecha para enganchar para su pierna hábil. El candidato al Balón de Oro fue el segundo refuerzo de Liverpool para la temporada y llegó desde la Roma a cambio de 47 millones de dólares. "Lo venía siguiendo desde Basilea", expresó Klopp.
El extremo fue autor del gol que devolvió a su país a un Mundial después de 28 años y por eso, recibió un millón de votos en las presidenciales de su país como protesta ante los candidatos que se presentaron.
Otro punto que mejoró en el mercado de pases, pero en el de enero, fue la llegada del defensor más caro de la historia: Virgil Van Dijk, que aterrizó a cambio de 100 millones de dólares. Un dato a favor del holandés es que en el 50 por ciento de los partidos que ha jugado, Karius no ha recibido goles (un 10 por ciento de mejora).
"Me encanta el fútbol de lucha. Los días lluviosos, las canchas pesadas y ver a los futbolistas con la cara sucia, sin ganas de jugar por las próximas cuatro semanas", dice Klopp, y espera llevar a ese barro a Real Madrid, el próximo 26 de mayo.
En Kiev, quiere borrar aquella final de Champions League que perdió en 2013, cuando -en la banca de Borussia Dortmund- cayó 2-1 ante Bayern Munich.
La fórmula está clara: "Gegenpressing". Presionar, robar y correr. Una fórmula que lo llevó a la final de la Champions League desde la fase previa y lo elevó como el más goleador del torneo.