La columna de Pelotazo: Malacostumbrado
Una generación que no se cansa de lograr hitos nuevos y exitosos provoca que siempre esperes lo mejor de ellos.
Una generación que no se cansa de lograr hitos nuevos y exitosos provoca que siempre esperes lo mejor de ellos.
Antes de escribir estas líneas vi los compactos de las finales de las Copas América 2015 y 2016. Se pone la piel de gallina con tanta imagen imborrable.
En Santiago... la atajada de Claudio Bravo a Sergio Agüero a los 20 minutos, la marca fiera de Gary Medel a Lionel Messi a los 33, el carrerón de la Pulga que terminó con la chance fallada de Gonzalo Higuaín a los 92', el penal magistral de Matías Fernández, el capitán tapando el tiro de Ever Banega y el gol con picotón de Alexis Sánchez.
En Nueva Jersey... el choque de Medel con el palo para evitar un gol argentino a los 21 minutos, la tapada de Bravo al cabezazo de Agüero a los 99', la atajada de Sergio Romero a Arturo Vidal, la farra de Messi, la tapada de Bravo a Lucas Biglia y el gol eterno de Francisco Silva.
De esos años consecutivos caímos en Rusia para disputar la Copa Confederaciones, que hoy tiene a la Roja en semifinales para enfrentar a Portugal de Cristiano Ronaldo.
Además de los títulos ya mencionados esta generación ha logrado clasificar a dos mundiales seguidos, algo inédito para nuestro fútbol, y ha acabado con malas rachas como ganarle a Argentina por primera vez por los puntos en 98 años, a Uruguay después de 17 años y a Brasil después de 15 años.
Por esta razón sentía que ahora en la Copa se podía lograr otra meta: ganar por primera vez un grupo en un campeonato organizado por la FIFA. Se tuvo la chance en Uruguay 1930, Chile 1962, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, pero sin éxito.
El partido con Australia era la ocasión, sin embargo, un empate y el triunfo de Alemania ante Camerún le dio la serie a los germanos.
Se clasificó a semifinales y es razón de alegría, de orgullo, pero estos jugadores me (nos) han malacostumbrado tanto con sus logros que la sensación fue extraña el domingo.
Nadie dudaba del triunfo de Chile en la previa y eso no es agrandarse, es poner frente a frente a cada cuadro.
En Brasil 2014, Australia dejó jugar a Chile, le dio espacios y perdió 3-1. El técnico aprendió la lección y ahora salió a presionar arriba como fuera, incluso pegando patadas. Charles Aránguiz salió lesionado en el entretiempo y Tim Cahill debió ser expulsado por una falta grosera contra el volante de la Roja.
Faltó "cabeza fría" en el primer tiempo. ¿Y quién cumple con eso? Dos jugadores. Uno, ya nombrado, sufrió los golpes del rival. El otro, Marcelo Díaz. "Carepato" ingresó y de inmediato se ganó en quite de pelota, en posesión y en generación de ataques.
Esto demuestra sólo una cosa. Que tenemos una formación titular que para rendir a su máximo nivel necesita a todos sus intérpretes. O sea, los mismos de siempre y con la salvedad que Pablo Hernández puede reemplazar a José Pedro Fuenzalida para reforzar el mediocampo y dejar más libres a Aránguiz y Vidal.
Juan Antonio Pizzi manifestó tras el partido que el objetivo era pasar de ronda y lo logró. Sin embargo, el desenlace de la fase de grupos pudo ser mejor y se hipotecó guardando jugadores.
Lo importante es que ese cálculo del técnico dé frutos en la semifinal, y el Dios del Fútbol quiera, en la final del próximo domingo.