Corría 1928 y en Amsterdam, Holanda, la FIFA decidía que Uruguay sería la sede de la primera Copa del Mundo de fútbol, un acontecimiento que pese al boicot de los países europeos, aún asolados por los resabios de la Gran Guerra, comenzó con bombos y platillos el 13 de julio de 1930 en Montevideo.
El certamen se desarrolló sólo con equipos invitados -sin clasificatorias- y la selección chilena dijo presente, siendo alineada en el Grupo A junto a la poderosa Argentina, a México y a Francia, una de las escasas selecciones que atravesó el Atlántico para jugar el Mundial.
El debut del combinado nacional, que por ese entonces jugaba de radiante blanco, se produjo el 16 de julio en el Estadio Parque Central de la capital charrúa y el equipo no desentonó. La experiencia de un equipo formado por jugadores ya acostumbrados a los torneos sudamericanos sirvió para que la escuadra adiestrada por el húngaro György Orth derrotara por un categórico 3-0 a México con goles de Guillermo Subiabre (2) y Carlos Vidal.
Tres días después, en el Centenario, Chile se veía las caras con Francia y un solitario gol del mismo Subiabre le permitía a Chile llegar con opciones de avanzar a semifinales.
Pero al frente estaba Argentina y la paternidad existente por ese entonces se patentó con un 3-1, resultado que no alcanzó, puesto que sólo clasificaba uno a la siguiente etapa.
Para Chile otra vez marcó Subiabre, quien con cuatro goles es aún uno de los tres goleadores chilenos en la historia de las copas del mundo.
A Brasil los pasajes
Chile se quedó sin jugar clasificatorias, pues el retiro de Argentina le permitió participar por segunda vez de un mundial sin entrar a la cancha. Esta vez la experiencia no fue mejor que en tierras montevideanas, puesto que la escuadra adiestrada por Arturo Bucciardi y liderada por el portero Sergio Livingstone y por el delantero Jorge Robledo, en ese tiempo estrella de Newcastle United, partió con dos derrotas que rápidamente mermaron las opciones de ilusionarse con avanzar de ronda.Debieron pasar 20 años para que Chile volviera a una Copa del Mundo. Claro, hubo una guerra mundial, situación que derivó en que el certamen volviese a disputarse en Sudamérica, esta vez en Brasil.
Chile jugó ante Inglaterra en el Maracaná y el poderío de los inventores del fútbol se plasmó en goles de Stanley Mortensen y Wilf Mannion, quienes estructuraron el definitivo 2-0. España también fue superior a Chile y el resultado adverso se repitió. Los verdugos esta vez fueron Estanislao Basora y Telmo Zarra.
Pero la escuadra nacional no volvió a casa con las manos vacías y en la última jornada del Grupo B batió por 5-2 a Estados Unidos en Recife gracias a los goles de Jorge Robledo, Atilio Cremashi (2) y Andrés Prieto.
"Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo"
"Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo". Con esa frase, Carlos Dittborn conmovió al Congreso de la FIFA en 1956 y logró que Chile se quedara con la organización del Mundial de 1962.
Justamente ese lapso fue aprovechado por Fernando Riera para armar una selección que fuera capaz de luchar por el título ante su gente y el equipo se comportó a la altura, transformándose en la mejor actuación de un equipo nacional en una justa planetaria.
El 30 de mayo de 1962 Chile jugó ante Suiza, elenco que aún practicaba el "cerrojo", una de los primeros esquemas defensivos del fútbol mundial. Eso no les impidió a los helvéticos ponerse en ventaja a los seis minutos gracias a Rolf Wuethtich. La tarea era titánica para los delanteros nacionales, pero Leonel Sánchez, con dos goles, se transformó en la llave del candado y abrió la ruta del triunfo. Jaime Ramírez Banda se inscribió con el definitivo 3-1.
"Desde que estoy en Chile tengo la curiosa sensación de llevar el mundo sobre mis espaldas. Se le siente encima igual que la tristeza de los habitantes, y ello provoca un malestar curioso que se agrava por los enormes saltos de temperatura", era el tono de los comentarios.El 2 de junio llegó el partido ante Italia, duelo que pasó a la historia del fútbol mundial como "La Batalla de Santiago", debido a la rudeza con que se jugó. Todo comenzó cuando dos periodistas italianos, Antonio Ghirelli y Corrado Pizzinelli, escribieron una nota para el periódico Il Resto del Carlino hablando sobre la precaria situación de la capital chilena. El titular era "Santiago, el confín del mundo: La infinita tristeza de la capital chilena".
El malestar provocó la ira de los medios nacionales e incluso la legendaria Revista Estadio respondió: "Nosotros también vimos la pobreza en el sur de Italia (durante la gira de la selección por Europa), pero preferimos hablar de las maravillas de Venecia y Florencia", comentaron en una editorial.
En ese ambiente enrarecido, el partido se disputó en el Estadio Nacional y las patadas fueron la tónica, pero quizás el hecho que pasó a la historia fue el recordado puñetazo que Leonel Sánchez le propinó a Mario David en las inmediaciones del área norte del recinto ñuñoíno.
David golpeó con todo al delantero de la U, quien reaccionó y fiel a su sangre de boxeador -era hijo de un ex campeón chileno- golpeó al zaguero de AC Milan, quien cayó al césped y terminó siendo expulsado por el localista juez inglés Ken Aston.
El resultado fue 2-0 para Chile gracias a las anotaciones de Ramírez Banda y Jorge Toro. Al final, casi una anécdota en medio del clima del partido.
Con Chile ya clasificado a la siguiente ronda, el elenco nacional enfrentaba a Alemania buscando el primer lugar del grupo, pero los germanos pasaron por encima del elenco nacional y ganaron por 2-0.
Chile debió trasladarse a Arica para jugar ante la poderosa selección de Unión Soviética, vigente campeona de Europa. Una potencia de la época y comandada por, quizás, el mejor arquero de la historia, el legendario Lev Yashin, quien, no obstante, poco pudo hacer a los 11 minutos cuando Sánchez remeció las mallas con un furibundo remate desde fuera de área. Igor Chislenko marcó la paridad a los 26', pero Eladio Rojas levantó a todo un país y sentenció la victoria.
El equipo de Riera estaba en semifinales y al frente aparecía Brasil, que aunque jugaba sin Pelé, lesionado en el primer partido, tenía en sus filas al endemoniado Garrincha y el delantero le dio un baile de samba a los zagueros nacionales.
El scratch se impuso por 4-2 con dos goles de Garrincha y otros dos de Vavá, destrozando las ilusiones nacionales de llegar a la final. ¿Los descuentos nacionales? Otra vez Leonel y Jorge Toro.
Chile luchó por el tercer lugar ante Yugoslavia y en medio de las lesiones y el cansancio de los chilenos, Eladio Rojas, en el último minuto de juego le dio el bronce a Chile. Han pasado 47 años y aún es el mayor hito del fútbol chileno a nivel mundial.
La aventura sigue en Inglaterra
El buen nivel mostrado por Chile hizo que la selección nacional tuviera, en el papel, un fácil grupo clasificatorio de cara al Mundial de 1966 y el elenco ahora dirigido por Luis Alamos fue emparejado con Ecuador y Colombia.
Luego vino el turno de jugar ante los asiáticos y Chile igualó 1-1 luego de estar en ventaja hasta el minuto 88 en Middlesbrough. El osornino Rubén Marcos marcó a los 26 mediante lanzamiento penal, pero Pak Seung-Zin logró la paridad a dos del final. Para la anécdota de ese partido quedará los dichos de los seleccionados nacionales, quienes estaban seguros de que en el entretiempo los 11 coreanos titulares fueron cambiados por otros 11 jugadores. "Y si eran todos iguales", decían.El favoritismo de los nacionales se fue por la borda y debió dirimir ante los ecuatorianos en un partido extra, en terreno neutral, tras igualar en puntaje. Chile se impuso en Lima y en la cita planetaria nuevamente se vio las caras con Italia y Unión Soviética, además del debutante combinado de Corea del Norte. En el primer partido, disputado en Sunderland, los peninsulares tuvieron su revancha de lo ocurrido cuatro años antes y ganaron por 2-0 con goles Mazzola y Barison.
Los nacionales necesitaban una victoria ante los soviéticos, pero el gol de Marcos no alcanzó y el equipo perdió por 2-1 de regreso en Sunderland.
La mala racha continuará en Alemania
Nuevamente fue Lucho Alamos quien dirigió al combinado nacional, esta vez liderado por Elías Figueroa y Alberto Quintano, una de las mejores parejas de zagueros centrales que ha tenido el fútbol chileno.
Ocho años debieron pasar para que un equipo chileno jugara otra vez un Mundial. Fue Alemania 1974, certamen al que la escuadra nacional llegó luego de una dramática definición ante Perú, en Montevideo, y tras el bochornoso repechaje ante Unión Soviética, elenco que se negó a jugar en el Estadio Nacional a fines de 1973 por ser un recinto usado por la dictadura de Augusto Pinochet para la tortura de los prisioneros políticos.
Parecía un equipo de ensueño, puesto que Francisco Valdés compartía el mediocampo con Carlos Reinoso y Osvaldo Castro, no obstante, el sorteo dejó a Chile ubicado en el Grupo A con Alemania, Alemania Oriental y el debutante Australia.
Ante los dueños de casa, Chile cayó por 1-0 y ante los federales el elenco nacional igualó 1-1 con gol de Sergio Ahumada. Ya olía a fracaso y todo quedó consumado con el pobre 0-0 ante Australia en una jornada lluviosa.
El papelón en España
Nuevamente ocho años pasaron para que Chile volviera a la máxima cita del balompié mundial y otra vez el representativo nacional estuvo lejos de colmar las aspiraciones de los hinchas.
Al frente del equipo estaba el carismático, pero defensivo Luis Santibáñez, quien con esquemas conservadores consiguió la clasificación de manera invicta dejando en el camino a Ecuador y Paraguay, incluido el recordado gol de Patricio Yáñez en el Estadio Defensores del Chaco.
En España 1982, el equipo nacional debutó ante Austria, partido que más allá de la derrota por 0-1 será recordado por el penal desperdiciado por Carlos Caszely.
Ante Argelia, Chile se jugaba el honor, pero los africanos tenían una única opción de avanzar a la siguiente ronda y vencieron por 3-2, no obstante, tongo entre los dos equipos europeos los dejo fuera del Mundial. Para Chile, marcaron Miguel Angel Neira y Juan Carlos Letelier.Luego vino Alemania y el equipo comandado por Karl Heinz Rumenigge superó por 4-1 a la roja con un hat trick del potente delantero germano. Descontó para Chile Gustavo Moscoso con un golazo sacado de otro partido.
La historia la escriben los Sa-Za
Para buscar pasajes a Francia 1998 llegó Xabier Azkargorta, pero el vasco de labia admirable, fue incapaz de soportar la presión y tras un pobre empate ante Venezuela en la primera fecha de las clasificatorias, renunció y dejó su puesto a Nelson Acosta.Tras la mala actuación en España '82, Chile debió esperar 16 años para volver a la máxima fiesta del balompié mundial. Entre medio, eliminación de México 1986, bochorno del Maracaná y suspensión para Estados Unidos 1994.
El uruguayo, avalado en sus campañas con Unión Española, armó un equipo con figuras del medio local y con dos estandartes en ofensiva: Iván Luis Zamorano y José Marcelo Salas. Entre ambos, sumaron 23 goles, siendo claves en el regreso a un mundial.
Ya en Francia, los arietes fueron figuras, en especial el temuquense, quien con dos goles fue la estrella en el empate 2-2 ante Italia, un resultado que recién se niveló en los minutos finales merced a la actuación del árbitro nigerino Bochardoux, quien sancionó un penal que Roberto Baggio cambió por gol.
Después vino el partido ante Austria. Salas nuevamente le ganó a los gigantes centroeuropeos para poner en ventaja a los nacionales, pero cuando parecía que Chile ganaba después de 36 años un partido en un mundial, el ahora mal recordado Ivica Vastic anotó en los descuentos y sentenció la paridad.
En el último partido del Grupo B Chile jugaba ante Camerún y el elenco nacional se puso en ventaja gracias a la joyita de tiro libre de José Luis Sierra, pero Patrick Mboma hizo sufrir a todo el país hasta que el pitazo final sentenció el pase a octavos de final con el 1-1.
En esa instancia, Chile se topó con Brasil y en especial con Ronaldo, y el máximo anotador de la historia de los mundiales marcó dos goles para sentenciar el 4-1.
El descuento: quien otro que Marcelo Salas, quien junto a Leonel Sánchez y a Guillermo Subiabre son los goleadores chilenos en la máxima cita planetaria.
De la mano de Bielsa...
Chile conquistó el regreso a un Mundial, tras 12 años de ausencia, al quedarse en el segundo puesto de las Clasificatorias a Sudáfrica 2010 con el buen juego propuesto por el argentino Marcelo Bielsa, que contó con el ánimo goleador de Humberto Suazo. En la cita orbital quedó junto a Honduras, España y Suiza en el Grupo H.
El debut fue ante los centroamericanos en el Estadio Mbombela de Nelspruit, un 16 de junio, duelo en que gracias al solitario gol que anotó Jean Beausejour a los 34', Chile volvió a abrazarse en una cita orbital luego de 48 años, pues la última victoria databa desde el triunfo sobre Yugoslavia por el tercer lugar en el Mundial de 1962.
La racha "victoriosa" se mantuvo en el segundo pleito frente a los helvéticos, quienes cayeron con la anotación de Mark González, pero en el duelo que cerró la fase grupal, ante España -que sería campeón del mundo tras el certamen- se inclinaron por 3-1 quedando emparejados nuevamente con Brasil en los octavos de final.
Y el camino chileno debió rendirle pleitesía a la "bestia negra" en la ronda de los 16 mejores, cediendo un 3-0 categórico que cerró toda aspiración nacional de seguir en camino, igual que en el '62 y en el '98.
Un último dato estadístico: Leonel Sánchez junto al gran Elías Figueroa son los jugadores que más partidos han disputado, con nueve apariciones. Mientras el zurdo identificado con la U sumó seis partidos en Chile 1962 y tres en Inglaterra 1966, el zaguero nacido en Villa Alemana cuenta con tres juegos en 1966, tres en Alemania 1974 y tres en España 1982.