La columna de Manfred Schwager: Rescatar lo positivo
Revisa el análisis del periodista de Al Aire Libre en Cooperativa del partido de Chile ante República Dominicana.
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Por Manfred Schwager, @mschwagerv
Los propios jugadores lo han dicho varias veces: en la segunda ronda de las clasificatorias mundialistas, la selección nacional se enfrenta a rivales de mayor nivel y experiencia internacional. Un desafío que tanto parece cuesta arriba, pero que Chile enfrenta por sus propios méritos.
Porque la escuadra que dirige Claudio Jorquera obtuvo en la pista su clasificación a esta ronda. Con apenas una victoria de visita, amparándose en la diferencia de anotación para dejar en el camino a Colombia, y con el puntaje más bajo entre las 12 escuadras que llegaron a esta fase. Pero están ahí por lo que hicieron ellos, jugadores y cuerpo técnico, con su esfuerzo en la primera ronda.
Así, en estos partidos la selección debe medirse con esa vara, la del crecimiento personal y el desarrollo grupal de un equipo que apunta a la renovación con los campeones sudamericanos sub 17 como estandarte, y cuyo horizonte son los desafíos del año 2023: disputar la clasificación al mundial de ese año y también su actuación en los Juegos Panamericanos de Santiago.
Allí radica la importancia de lo vivido ante República Dominicana, y lo que vendrá ante Canadá e Islas Vírgenes en los próximos cinco duelos, enfrentando una instancia por muchos años lejana para nuestro baloncesto. Condiciones que ayudan a realizar un diagnóstico más apropiado de las áreas a mejorar.
Uno de los aspectos en que Chile más sufre es la defensa. En ocasiones las marcas dejan un espacio que los rivales saben explotar a su favor, y hay otras en que las ayudas llegan a destiempo o bien terminan facilitando la rotación del balón en los oponentes. Situaciones puntuales en que un detalle o una fracción de segundo terminan haciendo la diferencia entre bloquear al adversario o reanudar el juego tras una canasta en contra.
El manejo del balón es otro punto a analizar. Ante los dominicanos se registró 25 pérdidas, duplicando el promedio alcanzado en los seis juegos de la primera fase en una faceta que ante los mejores del mundo exige mayor seguridad, más allá de la presión que pueda ejercer el rival de turno.
Por eso es tan importante lo que se mostró en este encuentro. En los tres cuartos iniciales la escuadra nacional supo enfrentar sin miramientos a la República Dominicana, logrando descontar una escapada en los primeros minutos que luego dio paso a que los nacionales incluso lideraran el marcador.
Chile salió a disputar el partido, lo dejó en claro en cancha, y tuvo esos pasajes de buen juego en que consiguió lo que buscaba, hasta que terminó por imponerse el oficio de los caribeños en el trámite y en el marcador, con un 71-46 quizás más abultado que lo visto en Santo Domingo y que debe dejar algunas sensaciones positivas en la escuadra nacional.
Con todo, este es uno más de los casos de estudio que es necesario analizar para el crecimiento de nuestro básquetbol, donde la atención a esos pequeños detalles puede marcar en el futuro la diferencia que entregue un nuevo triunfo para la selección.