Aunque nadie lo admitiera públicamente, muchos hinchas sentían que este partido era clave en el futuro de Hugo Tocalli como técnico de Colo Colo y el equipo pareció comprender la tarea: jugó como rara vez lo ha hecho en este semestre, obteniendo una maciza victoria por 4-0 sobre Deportes Temuco que le permitió avanzar a octavos de final de la Copa Chile.
Gran responsabilidad en el triunfo le cupo al paraguayo Cristián Bogado, quien no solo aportó trajín y velocidad al ataque albo, sino que además convirtió dos tantos, con los que gana bonos para calzar una camiseta de titular en el próximo partido.
La resolución de marginar a Macnelly Torres del once inicial, a raíz del resultado final, le dio la razón al cuestionado técnico argentino. Porque el cuadro albo no dependió de un conductor clásico para generar fútbol, sino que contó con el aporte de un Esteban Paredes más retrasado, y el ímpetu ofensivo de Ezequiel Miralles y el mismo Bogado.
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| Cristián Bogado se matriculó con dos tantos en el 4-0 de Colo Colo sobre Deportes Temuco. (Foto: Archivo) |
No esperó mucho tiempo el elenco albo para ejercer supremacía ante un temeroso equipo temuquense que siempre estuvo consciente de sus limitaciones y que, por lo mismo, nunca puso en duda el triunfo de su rival en todo el trámite del compromiso.
Fue así como el paraguayo Bogado recibió un pase de primera para Miralles cuando apenas corrían nueve minutos de juego, y batió con tiro rasante al portero Diego Sánchez. Acto seguido, el propio argentino se las ingenió para desbordar por la banda izquierda y habilitar a Esteban Paredes, quien se reencontró con las redes después de una lucida maniobra, finiquitando de zurda.
La primera faena estaba cumplida a plenitud: el mandato inicial era marcar pronto para aquietar las aguas y así se logró. Después de las dos puñaladas y con la venia de Colo Colo, el elenco local creció gracias a los aislados carrerones de Luis Valenzuela, pero en todo momento la zaga alba mostró esa solidez que ha visto extraviada a lo largo de la temporada.
Poco antes de finalizar el primer capítulo, una definición exquisita del infatigable Miralles terminó en los pies de Bogado, quien en la boca del arco y sin arquero marcó su segundo personal y el tercero de los albos.
Un tanto más osado fue el despertar de los temuquenses en la segunda etapa. Evitando el desgaste físico, el elenco popular esperó en su propio territorio el acecho del cuadro de la Araucanía y siguió respondiendo con solvencia, pese a los intentos mediante tiro libre de Luis Valenzuela: uno de ellos estremeció el poste derecho de Francisco Prieto.
Y cuando ya el resultado parecía fijo hasta el final del partido, Paulo Magalhaes aprovechó la tibia respuesta aérea de la zaga albiverde para conectar un cabezazo que se fue al fondo del arco.
Nada más. Fue un triunfo que trajo alivio y anhelada paz. Por más que fuese ante un elenco de Tercera División, Colo Colo lo necesitaba más que nunca. Más aún cuando se trataba de un juego de vida o muerte, donde la cabeza de Tocalli, en caso de derrota, estaba cuasi condenada a rodar por los suelos de Macul.