El largo proceso chino para conquistar el fútbol
Pellegrini dijo que no le alcanza la vida para gastar la plata que ganará en Asia
Pellegrini dijo que no le alcanza la vida para gastar la plata que ganará en Asia
Por: Aldo Schiappacasse
Partió el campeonato chino. Manuel Pellegrini obtuvo un empate y así sabremos si el millonario torneo también está sujeto a las presiones del triunfo y la derrota.
Los aficionados podrán ver en el terreno a figuras como Tévez, Oscar, Ramires, Lavezzi, Gervinho o Graziano Pellé. China sólo ha participado en un Mundial: el del 2002, donde Japón y Corea, dos potencias continentales, estaban clasificadas por ser organizadores.
Está en el lugar 82 del ranking FIFA, por debajo de Cabo Verde o San Cristóbal y Nieves, pero la millonaria inyección de dinero lo puso en la órbita mundial.
El torneo tiene 16 equipos, casi todos de ciudades del sector costero, el de mayor actividad económica. El fútbol es una actividad política nacional desde que el presidente, Xi Jinping, anunciara un plan para ser potencia regional el 2020 y mundial el 2050. Se están construyendo centros deportivos en todo el país y estiman que para el final de esta década habrá uno cada 10 mil habitantes (según el último censo de 2013, el país es habitado por más de 1,300 miles de millones). Además se incluyó su práctica a nivel obligatorio en todos los colegios del país.
La inversión de los millonarios chinos comenzó, sin embargo, en Europa. La ola partió con el pequeño -y centenario- club holandés ADO Den Haag, y siguió con el Manchester City (son dueños del 13 por ciento) y del 20 por ciento del Atlético de Madrid. El Granada y el Slavia Praga también están en su cartera. El Milán, el Español de Barcelona, el Aston Villa inglés, el Sochaux de Francia, que le arrebataron a la Peugeot-Citroën. Pero en China la pelea está desatada entre los millonarios. Wang Jianlin es el más célebre de todos. Es el presidente del Grupo Dalian Wanda y el hombre más rico de China, con un patrimonio de USD 31.3 billones, según Forbes.
Más allá de la posesión del 20% de Atlético de Madrid, tomó relevancia cuando Wanda pagó 1.200 millones de dólares a la firma suiza de marketing deportivo Infront, dirigida entonces por Philippe Blatter, sobrino de Sepp, ex presidente de la FIFA, ya que este era el camino para llevar la Copa del Mundo a China.
Claro, todo antes de la caída de Joseph Blatter. Luego, debió cambiar de dirección y se alió directamente a la FIFA, donde su empresa invertirá 150 millones de dólares como sponsor en cada uno de los próximos cuatro ciclos mundialistas. Wang, sin embargo, nunca negó sus intenciones: "Este respaldo dará a China una mayor influencia en la escena mundial del fútbol". Fue el organizador de la Copa China, donde participó Chile en enero pasado.
Gran influencia tiene también Jack Ma, el presidente del Alibaba Group, posee el 40% de Guangzhou Evergrande, el principal club, ganador de la Súper Liga y la Liga de Campeones de Asia dos veces en los últimos tres años. Y Ma Yun -su verdadero nombre- es excéntrico, disfruta la exposición y las frases efectistas. Convertido en ejemplo, en el hombre que todos quieren imitar, es hijo de padres semianalfabetos, actores de un arte tradicional de contar historias con música conocido como "pingtan", comenzó su ascenso a los 12 años, cuando China dejó ingresar a turistas y él los llevaba en su bicicleta por toda Shanghai. Y así aprendió inglés, recibiendo y transportando a cuanto turista anglosajón se cruzase en su camino y de uno de ellos recibió el apodo Jack.
En 1995 creó su primer sitio, una especie de páginas amarillas, que el gobierno terminó apropiándose. No bajó los brazos y este hombre, que no supera el metro cincuenta y asegura que admira a E.T. y Forrest Gump, reunió a 17 amigos en su casa para contarles su idea, una idea que nadie entendía y que se llamaría Alibaba.
Ma Chengquan es el hombre del presidente, el encargado, por parte del Estado, de convertir a China en una potencia y así llevar la Copa del Mundo.
Tiene un perfil extremadamente bajo, poco se sabe de su vida, de sus anteriores trabajos, de cuánto dinero tiene. Apenas habla con la prensa, no es adepto a las conferencias de prensa ni da entrevistas, apenas hace apariciones públicas cuando algún importante sponsor así lo requiere. De hecho, aseguran que su oratoria no es del todo destacable.
Eso sí, cuando toma una decisión se respeta. Es, en suma, el hombre del poder de una liga que pretende conquistar al mundo y en la cual un chileno tiene una responsabilidad mayor. Manuel Pellegrini dijo, en una entrevista reciente, que no le alcanzará la vida para gastar la plata que ganará en China. Y de eso se trata todo esto.