El cuadro inglés jugará contra Real Madrid por el título.
El 5-2 de la ida le alcanzó a los "reds" para avanzar en el torneo
En un partidazo jugado en el Estadio Olímpico de Roma, el equipo local estuvo cerca de conseguir otra hazaña en la Liga de Campeones al ganarle por 4-2 a Liverpool en una serie que terminó 6-7 en el global por la goleada de los ingleses en la ida. Así, los "reds" se meten a la final de la Champions donde se medirán al bicampeón Real Madrid.
El equipo dirigido por Eusebio Di Francesco salió con todo desde el inicio para intentar revertir el 5-2 sufrido en la ida jugada en Anfield, pero en el noveno minuto del encuentro se encontró con el gol de Sadio Mané que le daba la tranquilidad a los "reds", equipo que este miércoles vistió de blanco y negro.
La actitud de los italianos no cambió pese al golpe y en esos intentos por ir a buscar el gol se encontraron con una anotación en contra del inglés James Milner a los 14'.
Los pupilos de Jurgen Klopp, en tanto, intentaban dañar por medio de la velocidad de sus atacantes y lo consiguieron, a tal punto que Georginio Wijnaldum ganó un cabezazo dentro del área y volvió a poner en ventaja a los forasteros.
El equipo romano se derrumbó con la anotación del mediocampista holandés, algo que también se notó en las tribunas que dejaron de cantar con la fuerza del comienzo.
Un incansable Edin Dzeko era el que más intentaba hacer daño, acompañado del desequilibrio de Stephan El Shaarawy y los remates de Alessandro Florenzi que buscaban cambiar el rumbo de un partido que parecía acabado.
Las cosas comenzaron a cambiar en el segundo tiempo. Primero con un penal no cobrado por una falta del portero Loris Karius a Dzeko por un mal cobrado fuera de juego anterior (48') y por el gol del empate que llegó por medio del bosnio (51') que aprovechó un rebote dado por el meta de Liverpool.
La ilusión volvía a instalarse en Roma y se notó en cada jugada del equipo local. Los ingleses, sin embargo, no volvieron a ser el mismo equipo y sucumbieron ante las ganas del rival.
La polémica, infaltable en estas semifinales de Champions, se instaló de lleno a los 62' cuando el juez esloveno Damir Skomina no sancionó un penal clarísimo por una mano del lateral de Liverpool Trent Alexander-Arnold tras un disparo de El Sharaawy.
El error del árbitro no mermó el empuje de "la loba", aunque el tercero llegó recién a los 86' gracias a un furibundo remate de Radja Nainggolan.
Casi como un castigo del destino, el juez cobró un penal por otra mano a los 93', cuando ya no quedaba tiempo para algo más. Nainggolan remató con furia y puso el 4-2 sabiendo que el tiempo se había agotado.
Así, Liverpool, con el cronómetro a su favor, logró el desahogo tras el pitazo final y alcanzó su octava final de Champions, la primera desde 2007 cuando perdieron ante el mismo AC Milan al que habían vencido de manera increíble el 2005.
El rival será Real Madrid, tal como en 1981 cuando ganaron por 1-0 en la tercera de las cinco "Orejonas" que levantaron. Esta vez el escenario será Kiev el próximo 26 de mayo.
