El argentino manifestó que ya se siente bien, aunque no tiene claro si jugará el fin de semana.
Dijo además que no le obsesiona superar el récord de Gerd Müller.
El delantero de FC Barcelona Lionel Messi admitió que, tras el golpe que sufrió la noche del miércoles ante Benfica y que obligó a que le retiraran en camilla del césped, llegó a pensar "lo peor", y que "iba a ser la última pelota que tocaría en mucho tiempo".
"Me encuentro bien, por suerte no fue más que un golpe. Me encuentro mucho mejor que ayer. No sé si voy a estar para el domingo, veremos cómo va a ir evolucionando el golpe", dijo el argentino en un acto en el Camp Nou con Turkish Airlines, compañía aérea que lo nombró embajador internacional.
Ante una multitud de medios de comunicación, la mayoría pendientes de su evolución tras la contusión ósea en la cara externa de la rodilla izquierda que sufrió en un choque con el portero de Benfica y que hizo temer una lesión de gravedad por sus gestos de dolor, Messi aseguró que "gracias a Dios solo fue un golpe".
"Pero, sinceramente, pensé que iba a ser la última pelota que iba a tocar en mucho tiempo. Y a pesar del dolor intenté pegarle, a pesar que no tenía ni fuerzas para levantar la pelota. La realidad es que pensé lo peor, pero la vi ahí y quise jugármela", dijo acerca del remate que incluso intentó tras el choque, ya lesionado.
Además, restó importancia al hecho de que saltara al campo durante media hora, a pesar de que su equipo ya no se jugaba nada, con el único objetivo personal de alcanzar el histórico récord de goles de Gerd Müller en un año natural.
"No es una obsesión superar ese récord, se dará cuando deba ser. No estoy preocupado, sería obviamente algo muy lindo por estadística poder superarlo, porque hace muchos años que está ese récord y ojalá, si lo logro, dure mucho tiempo como el de Müller. Si llega, bien. Y sino, no pasa nada", aseguró.
