El seleccionado verdeamarelho venció por 1-0 con gol de Hernanes en el minuto 79.
El Scratch dio el primer paso rumbo a conseguir una inédita medalla de oro.
La selección brasileña de fútbol debutó con una opaca victoria de 1-0 sobre su similar de Bélgica en el campeonato de fútbol olímpico de Beijing 2008.
El combinado verdeamarelho, que nunca ha ganado la medalla de oro en una cita de los cinco anillos, se impuso gracias a la anotación de Hernanes, en el minuto 79.
El arranque del encuentro mostró un juego tosco, deslavazado e incluso brusco, por lo que el partido no respondió a las expectativas creadas ante el debut de Brasil, que, pese a controlar la posesión del balón, no encontró el modo de romper el defensivo esquema de su rival.
Con el paso de los minutos, el dominio de Brasil se fue intensificando ante una Bélgica que sólo cruzaba la línea divisoria en tímidos intentos, pero ni Lucas, ni Anderson, ni Diego hallaron la vía para surtir a Alexandre Pato y Ronaldinho.
El pentacampeón despertó en el complemento
La segunda parte, sin embargo, comenzó de un modo muy esperanzador para Brasil merced a una internada de Alexandre Pato a los 25 segundos que concluyó con un disparo cruzado que se fue desviado por centímetros de la portería belga.
En efecto, el combinado sudamericano se mostró mucho más voluntariosa en los primeros minutos de la reanudación, encerró a Bélgica en su área y fue poniendo cada vez en más dificultades al guardameta del Genk, circunstancia relacionada con la mayor actividad exhibida por Ronaldinho y Diego.
Los europeos se animaron con estas aproximaciones al marco brasileño, aunque tuvo que volver a replegarse definitivamente cuando el defensa Kompany tuvo que abandonar el terreno de juego en el minuto 71 tras ver una discutible segunda tarjeta amarilla.
De esta forma el dominio del Scratch se acentuó cada vez más y no extrañó que en el minuto 71 el mediocampista Hernanes, con una jugada individual, dio el triunfo al equipo galáctico de Dunga, que sufrió más de la cuenta para deshacerse de un rival sin muchos pergaminos ni figuras.
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