La prensa trasandina criticó la desconcentración del combinado albiceleste en los minutos finales del encuentro que perdió 3-2 ante los británicos en Suiza.
La victoria argentina que parecía asegurada en el amistoso disputado el sábado en Ginebra y la sorpresiva reacción de Inglaterra fue como "tener en la cama a la mujer de tus sueños, cerrar los ojos y al despertarte hablar solo con la almohada", afirmó la prensa de Buenos Aires.
"Esa misma sensación, exactamente la misma, se apoderó de la selección albiceleste cuando Michael Owen festejó una vez más. Y no fue sólo una sensación de vacío: también de desconcierto, de incredulidad, de inoperancia. De vulnerabilidad, al fin y al cabo", comentó el diario deportivo Olé.
Argentina ganaba por 2-1 hasta el minuto 88 y en 120 segundos Owen la liquidó con dos certeros remates de cabeza.
El equipo de Ericksson "demostró inteligencia y madurez para atacar cuando tenía que hacerlo. Ni antes ni después. Y ése es un mérito que de ninguna manera se puede destacar de Argentina", afirmó el rotativo.
"Argentina tuvo cuatro minutos fatales" anunció el matutino Clarín, que atribuyó buena parte del declive albiceleste y la derrota a las sustituciones de Ayala y Riquelme en el último tramo del encuentro.
"Sin conocer los detalles precisos, parecieron poco atinadas las salidas de Ayala y de Riquelme. Era imprescindible tener un buen cabeceador para la lluvia de centros y necesario mantener el control
del balón, eso que tan bien hace Román. Pero los dos debieron irse por razones físicas", indicó.
"Hubo disputa de estilos entre la tradición inglesa de los pelotazos largos, del juego aéreo, europeo, y el tejido futbolero de la vieja escuela argentina. Y fue claramente superior la nuestra. Hasta que se dio el 'accidente' del final", añadió.
Como "un duro castigo" calificó el diario La Nación la derrota de los argentinos en el Stade de Geneve suizo.
"Si el empate de Inglaterra en el minuto 42 ya dejaba un sabor amargo, la victoria de la selección europea por 3-2 que logró en el segundo minuto del tiempo añadido abrió en Argentina una profunda desazón", aseguró.
"Michael Owen, ese delantero que había pasado inadvertido en casi todo el partido, se convirtió de repente en la figura de la noche. Así son los buenos goleadores. Fríos, letales, inmisericordes con los descuidos rivales", señaló el periódico. (EFE)
