El número dos del planeta transpiró en demasía para avanzar a los cuartos de final en Roland Garros.
Despertó de su letargo inicial para vencer al jugador alemán en cinco sets.
Mostrando por momentos un vacilante nivel de juego, el suizo Roger Federer, número dos del mundo, salió airoso este lunes de su batalla ante el alemán Tommy Haas (64º) al derrotarlo por 6-7 (4), 5-7, 6-4, 6-0 y 6-2 y avanzó a los cuartos de final en Roland Garros.
Tras la eliminación de Rafael Nadal, el helvético entró presionado a la pista "Phillipe Chatrier" de Bois de Boulogne y eso se notó en los primeros parciales, donde mostró un juego errático, situación que fue aprovechada por el tenista germano para tomar ventaja en el marcador.
Sin embargo, el orgullo propio del ex mejor jugador del planeta lo obligó a sacar a la luz su mejor tenis y con el correr de los minutos logró recomponerse y dar vuelta las acciones, instalándose en los cuartos de final del segundo Grand Slam de la temporada.
El suizo está a tres partidos de cumplir su sueño de ganar en París. (Foto: EFE)
En los dos primeros parciales tanto el suizo como el alemán dieron vida a un partido bastante reñido, en el que Haas sacó ventajas gracias a lo "apretado" y errático que estaba Federer.
Haas no tenía nada que perder en este duelo y mostró un juego simple, con mucha variedad de golpes, algo que fue desconcertando al nacido en Basilea, quien dejó escapar las dos primeras mangas y no tenía respuestas como para lograr la remontada.
Las dudas se acrecentaban con el correr de los minutos. Federer se veía extraño, paralizado. Cometía muchos errores y sobre la pista se veía incómodo. En el séptimo juego del tercer set tuvo quiebre en contra y parecía que estaba perdido. Sin embargo, remontó la delicada situación y a partir de ese punto fue otro jugador, ya que animado por el público en el juego siguiente le quebró el saque al germano y luego con su servicio selló a su favor el parcial.
El helvético sumó mucha confianza y lo plasmó en el arranque del cuarto capítulo, donde sumó un nuevo rompimiento. A esa altura ya jugaba de maravillas y lo sufría el alemán, quien se veía desconcertado, perdido y humillado tras el 0-6 sufrido.
En el parcial definitorio el set volvió a equipararse, pero Roger Federer estaba afinado y no estaba para sorpresas, ganando con solidez y contundencia el partido, quedando así a tres partidos de cumplir su sueño: ganar por primera vez Roland Garros, el único Grand Slam que no tiene si exitoso palmarés.
