Las perspectivas del comercio mundial son pesimistas por la combinación del impacto de la guerra en Ucrania, las sanciones contra Rusia y los confinamientos impuestos en China para controlar los brotes de Covid-19, que están perturbando nuevamente el comercio marítimo.
Estos son los principales focos de preocupación desde el punto de vista comercial que ha expuesto este martes la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la presentación de sus estadísticas y proyecciones para este y el próximo año.
De acuerdo a los cálculos de los analistas de la OMC, el volumen del comercio de mercancías crecerá un 3 por ciento en 2022 (frente al 4,7 por ciento que se proyectaba el pasado octubre) y un 3,4 por ciento en 2023, en medio de un deterioro no sólo del comercio, sino también de la producción industrial.
"Dada la situación tan cambiante calculamos que el crecimiento del volumen del comercio de mercancías podría ser de tan solo el 0, 5 por ciento o alcanzar el 5,5 por ciento, así que vemos la (amplia) horquilla que estamos manejando y que evidencia la incertidumbre que hay", explicó la directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, en una rueda de prensa.
Del lado del PIB mundial se anuncia un aumento del 2,8 por ciento este año, la mitad del crecimiento que se experimentó en 2021 (5,7 por ciento). En caso de que la incertidumbre geopolítica persista, se anticipa que el crecimiento de este importante indicador sería del 3, 2 por ciento en 2023.
"Los últimos años han sido complicados para la economía mundial, la pandemia sigue causando problemas económicos en distintas partes del mundo y ahora tenemos que prepararnos para las consecuencias de la guerra en Ucrania, que se dejarán sentir muy lejos", dijo Okonjo-Iweala.
Sostuvo que "el doble impacto" de la pandemia y la guerra "han perturbado las cadenas de suministro, perturbado la presión inflacionista y reducido las expectativas de crecimiento de la producción y del comercio".
La responsable de la organización destacó que "lo curioso es constatar la capacidad de resistencia del comercio internacional y que sigamos anticipando un crecimiento a pesar de todas estas crisis"
Según la evaluación de la OMC, el efecto más inmediato de la guerra en la economía ha sido un repunte considerable de los precios de los alimentos, de la energía, de los fertilizantes y de algunos minerales importantes de los que Ucrania y Rusia son proveedores esenciales para los mercados mundiales.
La pandemia ya había puesto los precios de la energía y los alimentos por encima de los promedios históricos, lo que afectó más a los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, cuyos precios aumentaron una media del 20 por ciento el año pasado o 120.000 millones de dólares.
La OMC también alerta en su análisis del riesgo de "la desintegración de la economía mundial en bloques separados" o el surgimiento de sistemas comerciales paralelos que podrían repercutir en las cadenas de suministro que ya fueron puestas a dura prueba durante la pandemia, por el estallido de la demanda de mercancías.
Como consecuencia de los confinamientos, la demanda de servicios cayó fuertemente y la gente se volcó a comprar productos mediante el comercio electrónico, lo que explica que el comercio de mercancías haya crecido un 9,8 por ciento en 2021.
Según Okonjo-Iweala, la creación de esferas comerciales haría sufrir a la economía y los costes en materia de eficiencia que se generarían "serían enormes".
"Hay que reflexionar antes de plantear la posibilidad de crear distintas esferas de comercio, lo que debe preocuparnos más son los problemas estructurales de las cadenas de suministro que remontan incluso a antes de la pandemia, que las agravó", sostuvo la directora de la OMC.